Kalashnikov encuentra en el coche eléctrico la mejor arma contra la contaminación

El Kalashnikov CV-1 es un coche eléctrico con un diseño inspirado en la Unión Soviética que ha sido presentado durante un salón militar cerca de Moscú.

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24/08/2018 17:43
Actualizado a 06/09/2018 13:08

Kalashnikov, la empresa rusa fabricante de armas famosa por su fusil AK-47, está dispuesta a irrumpir de lleno en la guerra por el mercado del coche eléctrico. Las aspiraciones del gigante de la industria armamentística pasan por llevar su marca a nuevos sectores del mercado, entre ellos el emergente nicho de los vehículos eléctricos. Con este fin, Kalashnikov ha presentado el pasado jueves un prototipo de coche eléctrico que combina faros led y propulsión eléctrica a baterías con la carrocería de los coches soviéticos de época.

El modelo, llamado Kalashnikov CV-1, se dio a conocer vestido de un clásico color azul típico de los coches de los años 70 durante un salón militar que se lleva a cabo esta semana en las inmediaciones de Moscú. Las líneas de su diseño, que podría recordar a los coches de los guardianes del tiempo de la película In Time, se inspiran en el Ij-Kombi, una berlina de cuatro puertas que fue muy popular en la Unión Soviética.

"Hemos desarrollado nuestro propio concepto de súper coche eléctrico, basado en varios sistemas originales desarrollados por la empresa", aclaró Kalashnikov tras la presentación del modelo. "Esta tecnología nos permitirá competir con los constructores mundiales de coches eléctricos, como Tesla. Nos hemos inspirado de la experiencia de los líderes del mercado internacional para desarrollar nuestro concepto", agregó.

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Por el momento la empresa, que debe su nombre al empleado que inventó su fusil más famoso, no ha precisado cuanto podría costar su coche eléctrico ni cuando saldría al mercado. Las especificaciones técnicas son, por el momento, todo un misterio.

La estrategia empresarial de Kalashikov está enfocada a diversificar sus productos a raíz del veto que sufre su armamento en los países de occidente. Se trata de una empresa con más de 200 años de historia que, debido a este mismo motivo, cayó en declive hasta ser recuperada por el Gobierno Ruso en 2013. Más tarde volvió a ser privatizada.

Sobre la firma
Jorge J. Castells