China sigue revolucionando el mercado del coche eléctrico y, si bien las distintas crisis que se han atravesado a nivel mundial ha ralentizado la producción y salida de vehículos del país asiático, lo cierto es que ya está dando claras muestras de recuperación.
En su momento se acusó una falta de stock de piezas y componentes, con el consecuente impedimento de finalizar la producción de los vehículos. Pero ahora el problema es que necesitan más medios para sacar las unidades de China y que la distribuyan por todo el mundo.
Faltan barcos pero también camiones
Es más, una vez que llegan a puertos, como pueden ser los europeos, están teniendo dificultades para encontrar a empresas de logística con capacidad para repartir los coches a lo largo y ancho del continente.
Esto ha provocado un particular escenario, en el que las áreas portuarias han visto cómo los fabricantes de automóviles chinos, o aquellos que tienen parte o la totalidad de la producción en Asia, se están utilizando como aparcamiento de larga estancia, para esos excedentes de stock que no tienen todavía salida.
La situación se entiende si tenemos en cuenta que marcas como BYD exportaron fuera de sus fronteras más de 240.000 vehículos en 2023, mientras que este año 2024 esperan lograr las 400.000 exportaciones. Y no es el único, sino que también hay que citar a otros gigantes asiáticos moviendo ficha en este sentido, como SAIC y Chery, como los más destacados.
Tesla y Volkswagen, por ejemplo, tienen parte de la producción de sus modelos en territorio chino, donde la cadena de suministro sigue siendo más económica que si se fabrica en Europa.
China tendrá más del doble de cargueros en 2028
Por el momento, las empresas de China cuentan con una flota de 33 barcos dedicados al transporte de coches, pero tendrán que aumentar en número para suplir las necesidades de los fabricantes.
De hecho, ya tienen encargados un total de 47 cargueros, con los que pasarán a ser la cuarta flota más grande del mundo en 2028, teniendo en cuenta que ahora están en la octava posición. Se espera, por tanto, que pasen a representar del 2,4 al 8,7% del control de automóviles exportados.
Ya en el ejercicio pasado, China superó por primera vez en la historia a Japón en cuanto a movimiento de vehículos al extranjero se refiere. Eso, teniendo en cuenta que los nipones tienen 283 barcos dedicados al transporte marítimo de automóviles.
Ocurre, además, que los costes de los servicios de transporte marítimo de vehículos han aumentado considerablemente en los últimos años. Concretamente, en un promedio de siete veces si comparamos las tarifas diarias de 2019 con las de 2023.
Eso ha llevado a los fabricantes de coches a comprar sus propios barcos, ya que la subida de precios del alquiler de los buques ya no compensa tanto como la adquisición final.
Toda esta historia tiene lugar mientras los puertos se quejan de la acumulación de coches chinos en sus aparcamientos, y con Europa y Estados Unidos investigando a China por la posible aportación excesiva de incentivos para fabricar en exceso y, con ello, poder vender a precios por debajo de mercado, lo que no es otra cosa que una acusación de competencia desleal.
