Elon Musk, CEO de Tesla y propietario de la red social X (anteriormente Twitter), ha anunciado que dedicará su tiempo por completo a sus empresas tecnológicas, tras una serie de interrupciones en el servicio de X y una notable caída en las ventas de Tesla en Europa. Esta decisión plantea interrogantes sobre su futuro en el ámbito político, especialmente en relación con su participación en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de la administración Trump.
El pasado lunes, X experimentó una interrupción significativa que afectó a miles de usuarios a nivel mundial. Musk atribuyó el incidente a un "ciberataque masivo", sugiriendo la posible implicación de un grupo coordinado o incluso de un país. A través de su cuenta en X, expresó: "Nos atacan todos los días, pero esta vez ha sido con muchos recursos. Un gran grupo coordinado y/o un país está involucrado".
Vuelve al redil tras crear una auténtica crisis en Tesla
En respuesta a estas dificultades, Musk declaró que está trabajando "24/7" en sus empresas, durmiendo en salas de conferencias y fábricas para supervisar personalmente los desarrollos críticos en X, Tesla y xAI. Reconoció la necesidad de implementar mejoras operativas significativas en X, especialmente en lo que respecta a la redundancia de conmutación por error, que no funcionó como se esperaba durante la reciente caída .
Este compromiso renovado con sus empresas coincide con una disminución en su participación política. En una intervención por videoconferencia en el Foro Económico de Doha, Musk anunció que reducirá sustancialmente sus donaciones a campañas políticas, afirmando: "Voy a hacer mucho menos en el futuro. Creo que ya he hecho suficiente".
Musk ha sido una figura prominente en la política estadounidense, especialmente por su papel en el DOGE, una iniciativa de la administración Trump destinada a reducir el tamaño del gobierno federal. Sin embargo, su implicación ha generado controversia, incluyendo acusaciones de desinformación y despidos masivos en agencias gubernamentales.
La asociación de Musk con la política también ha tenido repercusiones en sus empresas. Tesla ha experimentado una caída del 71% en sus beneficios, y algunos clientes han expresado su descontento con la dirección política de su CEO. En Europa, las ventas de Tesla han disminuido, y algunos concesionarios han sido objeto de protestas.
A pesar de estos desafíos, Musk reafirmó su compromiso con Tesla, indicando que planea continuar al frente de la compañía durante al menos los próximos cinco años. También expresó su deseo de mantener un "control razonable" sobre la empresa para evitar ser destituido por inversores activistas, especialmente en el contexto de su proyecto de robots humanoides Optimus.
Elon Musk parece estar redirigiendo su atención hacia sus empresas tecnológicas, buscando fortalecer su liderazgo en un momento de desafíos tanto internos como externos. Su decisión de reducir su participación política podría ser un intento de mitigar las repercusiones negativas en sus negocios y recuperar la confianza de inversores y clientes.