La llegada de la electromovilidad ha traído consigo la aparición de muchas nuevas empresas que quieren apoderarse de un trozo del pastel. Incapaces de competir con las marcas tradicionales, las nuevas empresas se centran en los coches eléctricos como alternativa. Tesla y Elon Musk iniciaron un camino que hoy emprenden nuevas compañías y acaudalados empresarios. Musk ha ganado mucho dinero con Tesla y Jeff Bezos espera hacer lo propio con Slate Auto. El dueño de Amazon lleva años invirtiendo en la industria, primero en Rivian y ahora en una compañía que podría sufrir las consecuencias de la política presidencial del Donald Trump.
La carrera por diseñar coches eléctricos baratos tiene en vilo a todo el mundo. Coches como el Model Y y el Model 3 han alcanzado el éxito internacional gracias, en parte, a su atractivo precio. Son coches de precio razonable, pero no lo suficientemente baratos como para llegar a todo el mundo. Slate Auto siempre ha soñado con ser esa alternativa. El precio objetivo de 20.000 dólares es muy atractivo para una camioneta de trabajo. Un coche capaz de adaptarse a cada necesidad gracias a su camaleónica carrocería. Se pueden instalar módulos que cierran la caja o añaden asientos.
Sin créditos fiscales el precio objetivo de Slate Auto puede ser difícil de conseguir
Se trata de un concepto complejo, pero la idea de la empresa es ponerse cómoda en el minimalismo y en la sencillez. Las únicas formas de reducir los precios de venta. El proyecto ha atraído a gran número de inversores, entre ellos, como ya hemos comentado el dueño y fundador de Amazon, Jeff Bezos. Uno de los hombres más ricos del mundo y competidor directo de Elon Musk. Durante meses, Slate Auto ha estado vendiendo el proyecto y acumulando pedidos. Hace meses se estimaban en más de 100.000 las solicitudes por su camioneta eléctrica y asequible. A pesar de las buenas noticias, no todo el mundo lo parecía tener claro. Algunos de sus rivales han dudado del proyecto.
Sin embargo, es ahora cuando Slate Auto ha recibido su peor golpe y lo ha recibido por parte de la administración Trump. El presidente republicano, contrario al coche eléctrico, ha eliminado las ayudas públicas. Los famosos créditos fiscales ya no están activos y, por lo tanto, Slate tendrá muy complicado cumplir con su precio objetivo. A pesar del contratiempo, el resto del entorno eléctrico puede ser favorable a la empresa. Las baterías cada vez son más baratas y el concepto básico sigue siendo clave para conseguir los objetivos. A pesar de ello, muchos inversores temen por su dinero.
Donald Trump no quiere que el coche eléctrico se convierta en un nuevo arma de desestabilización social. Ha eliminado las ayudas públicas, bajo la autoproclamada "Gran y Hermosa Ley", en un momento en el que el coche eléctrico todavía no ha llegado a ser la alternativa de movilidad que todos esperaban. La cuota de mercado sigue siendo muy baja, salvo por el estado de California. La electromovilidad no ha impactado en el ciudadano medio americano ni lo hará si no se apoya la transición con créditos fiscales. Esto, sumado a la guerra comercial que enfrenta a Trump con medio mundo, no hace más que encarecer los precios, incluidos los de aquellos coches destinados a ser baratos.