Con el tiempo, el coche ha ido derribando sucesivas barreras para equiparar su uso al de los vehículos de combustión minimizando los retos que esta tecnología aporta y dando a conocer todas sus ventajas. Aspectos como la autonomía o la velocidad de recarga han sido ya superados y la red de recarga rápida, que elimine las dificultades para viajar, va poco a poco reforzándose, aunque con cierta lentitud.
Sin embargo, la nueva tecnología que guardan bajo el capó los coches eléctricos se enfrenta a un muro invisible. SI bien el mantenimiento es objetivamente mucho más económico con un coche eléctrico, muchos talleres carecen de la formación y de las herramientas necesarias para mantener y reparar estos vehículos. El problema no es solo tecnológico, sino humano. La falta de técnicos especializados amenaza la experiencia de usuario, la competitividad de los talleres y, en última instancia, la confianza en la movilidad eléctrica.
Escasez creciente de profesionales cualificados y el coste de la adaptación
Según datos de Faconauto y Autodata, en España harían falta más de 6.000 profesionales formados específicamente en el campo del coche eléctrico. El envejecimiento del gremio agrava el problema: más del 11% de los mecánicos se jubilará en cinco años, y cerca del 24% dentro de una década. A pesar del crecimiento del parque de vehículos eléctricos, solo un tercio de los talleres está preparado para atenderlos, y muchos ni siquiera planean adaptarse
Los planes de estudio de Formación Profesional en automoción están, en gran parte, desfasados. Los programas de FP no están adaptados ni de lejos a la tecnología actual. Además, muchos centros carecen de medios para impartir formación práctica en electrónica y software, fundamentales en el coche eléctrico, y el profesorado no recibe la actualización necesaria.
La reconversión de un taller tradicional implica gasto en formación, herramientas e infraestructura, aspectos todos ellos que no tienen un retorno económico inmediato, ya que los vehículos eléctricos entran menos en los talleres (puesto que su porcentaje de cuota de mercado es todavía pequeño) y requieren menos intervenciones mecánicas.
Estrategias para que el usuario no se vea afectado
Esta escasez de profesionales cualificados afecta directamente al usuario. Hay una menor disponibilidad de citas, precios más elevados y menos confianza en los servicios que se ofrecen fuera de las redes oficiales. La ausencia de mecánicos cualificados pone en riesgo la seguridad y la calidad del servicio” y puede derivar en pérdida de clientela
Para afrontar el desafío que supone este cambio radical en la industria del automóvil el sector ha iniciado un debate relacionado con las medidas que es necesario adoptar.
Todo debe comenzar con la revisión de los programas educativos de la Formación Profesional. El sector propone integrar la formación sobre vehículos híbridos y eléctricos en la titulación general, no solo como especialidad tras un segundo módulo de 650 horas . También se plantea crear un título de “Técnico Superior en Movilidad”, que abarque desde patinetes hasta coches eléctricos (y que la iniciativa esté presente ya en colegios para atraer vocaciones tempranas.
Además, añade la necesidad de incentivar la colaboración público-privada con convenios de financiación entre centros educativos y talleres y concesiones. En paralelo, la elaboración de cursos especializados certificados: entidades como TÜV Rheinland que ofrecen itinerarios por niveles para trabajar con alta tensión (400 V+) y certificaciones que generan confianza en equipos y usuarios .
También se precisa mejorar las condiciones laborales para atraer a los jóvenes ofreciendo salarios, equipamiento y horarios competitivos.
El vehículo eléctrico supone una oportunidad histórica para mejorar la movilidad y reducir las emisiones. Pero, si los talleres no están preparados, esta revolución se quedará coja. La clave está en profesionalizar el mantenimiento reformando las titulaciones de FP con contenidos sobre electrónica y alta tensión, apoyando a los talleres con ayudas directas para formación e infraestructura e incentivando a las nuevas generaciones con salarios dignos, plazas y acuerdos formativos.