Estados Unidos sueña con recuperar su músculo industrial, pero le falta algo esencial: manos. Durante el “Essential Economy Summit” celebrado en Detroit, el CEO de Ford, Jim Farley, lanzó una seria advertencia: el país se está quedando sin trabajadores cualificados. Una crisis silenciosa que, según él, puede frenar los ambiciosos planes de reindustrialización y electrificación impulsados por Washington.
“¿Cómo podemos traer de vuelta la producción si no tenemos a las personas que puedan trabajar en ella?”, preguntó Farley ante 300 líderes del sector. El ejecutivo reveló que Estados Unidos sufre un déficit de más de un millón de empleados en oficios técnicos, desde mecánicos y soldadores hasta instaladores eléctricos. La carencia afecta no solo a la automoción, sino también a la construcción, la energía y los centros de datos de inteligencia artificial. “Sin esa base humana, el progreso tecnológico se convierte en una ilusión”, remarcó.
Una brecha entre la oficina y el taller

Ford reunió a representantes del gobierno, sindicatos y empresas para debatir lo que denomina una “división productiva”: mientras los empleos tecnológicos crecen, los oficios tradicionales se vacían. La productividad del sector manufacturero cae, y la falta de técnicos cualificados ya está ralentizando el ritmo de expansión de las fábricas de vehículos eléctricos.
Durante su intervención, Farley compartió una anécdota personal que simboliza el dilema de toda una generación. “Mi hijo trabajó como mecánico este verano y me dijo: ‘Papá, me gusta este trabajo. No sé por qué tengo que ir a la universidad’. Y mi esposa me miró y me dijo: ‘¿Está hablando en serio?’”, relató. Una conversación familiar que, según Farley, se repite en millones de hogares estadounidenses.
Ford responde con inversión y formación

Para revertir la tendencia, Ford invertirá más de 5 millones de dólares en becas, programas de capacitación técnica y alianzas con institutos profesionales. El objetivo es formar a más de 100.000 estudiantes y profesores en los próximos años. Aun así, la compañía reconoce que la magnitud del problema requiere un esfuerzo nacional coordinado entre el sector privado y el gobierno.
Farley lo resume con urgencia: “Necesito 6.000 técnicos en mis concesionarios el lunes por la mañana”.
Un problema global con consecuencias locales
La escasez de mano de obra ya ha provocado tensiones internacionales. En septiembre, una redada en una planta de Hyundai en Georgia reveló el uso de trabajadores extranjeros con visados temporales. El incidente reavivó el debate sobre la dependencia de mano de obra foránea y los riesgos para la competitividad industrial estadounidense.
“Este es un llamado a la acción”, concluyó Farley. “El futuro de la economía esencial de Estados Unidos depende de que formemos y dignifiquemos a quienes realmente hacen el trabajo”.