Son mejores que las baterías de litio, más baratas, más potentes y ya se están fabricando para su comercialización

Inlyte, una empresa estadounidense con sede en California, desarrolla nuevas baterías de sodio-hierro, más económicas y con mayor capacidad de almacenamiento energético que las de litio.

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La empresa californiana Inlyte junto con la suiza Horien Salt Battery Solutions ampliarán la planta de EE.UU.
29/06/2025 10:45
Actualizado a 29/06/2025 10:51

La tecnología de las baterías evoluciona rápidamente, y hoy en día se empieza a vislumbrar el ocaso de las conocidas baterías de iones de litio. Durante los últimos años han surgido propuestas tan innovadoras como las baterías de grafeno, las que utilizan iones de sodio o incluso una pequeña batería nuclear con una duración y rendimiento sorprendentes.

Una compañía estadounidense ha dado un paso revolucionario arrancando la producción de baterías de sodio-hierro, una tecnología que promete dejar atrás a las tradicionales baterías de litio. Según informa el portal New Atlas, la startup Inlyte, ubicada en California, ha anunciado a través de su sitio web que iniciará la fabricación de celdas basadas en esta novedosa combinación de materiales.

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El hierro y el sodio son mucho más abundantes que el litio.Grok

La batería de sodio-hierro que se cargará a la de litio

La idea de utilizar sodio e hierro en la fabricación de baterías no es del todo nueva. Durante la década de 1970, la empresa británica Beta Research ya experimentó con esta tecnología en vehículos eléctricos, pero en ese entonces, las baterías de iones de litio acabaron impidiéndole despegar en el mercado.

Años más tarde, Antonio Baclig, de la Universidad de Stanford, desarrolló diseños de baterías de haluro de metal de sodio con el objetivo de crear una solución de almacenamiento de energía más eficiente. Este proyecto se materializó en Inlyte, que además adquirió al equipo y las instalaciones de Beta Research.

En el año 2023, Inlyte logró recaudar 8 millones de dólares para materializar su ambicioso proyecto. Recientemente, la empresa cerró un acuerdo con la compañía suiza Horien Salt Battery Solutions, que permitirá ampliar la producción de estas baterías en una planta establecida en Estados Unidos, consolidando una alianza que apunta a un futuro prometedor en el sector de la movilidad eléctrica.

Las ventajas de las baterías de sodio-hierro sobre las de iones de litio son varias. Para empezar, el sodio y el hierro son materiales muy abundantes, lo que conlleva a un menor coste de producción. Inlyte estima que, cuando se fabriquen a gran escala, sus baterías podrían llegar a costar unos 35 dólares por kWh, mientras que las baterías de litio están aproximadamente en 139 dólares por kWh. Además, estas nuevas baterías son más robustas y duraderas, funcionando sin inconvenientes en condiciones climáticas adversas, y su riesgo de incendio es prácticamente insignificante.

Otro aspecto clave es su capacidad para almacenar energía durante periodos extendidos, entre 6 y 24 horas, superando ampliamente las 4 horas de almacenamiento que ofrecen las convencionales baterías de iones de litio. Tras validar esta tecnología en una planta piloto en el Reino Unido y al asociarse con Horien Salt Battery Solutions, Inlyte tiene previsto inaugurar su primera fábrica de baterías de sodio y hierro en Estados Unidos para el año 2027.

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La producción a gran escala de baterías de hierro-sodio es uno de sus hándicaps principales.

Algunas desventajas

Aunque las baterías de sodio-hierro suponen una alternativa prometedora, aún presenta una serie de limitaciones importantes que frenan su adopción a gran escala, especialmente en el sector de la automoción. Una de las principales desventajas es su menor densidad energética. Esto significa que, a igual volumen o peso, una batería de sodio-hierro puede almacenar menos energía que una de litio, lo que se traduce en una autonomía más reducida para los vehículos eléctricos. Esta característica limita su aplicación en vehículos que requieren largos recorridos entre cargas, y los hace menos competitivos frente a otros modelos ya consolidados en el mercado.

Además, su mayor tamaño y peso suponen un reto en términos de diseño y eficiencia para los fabricantes, especialmente en un contexto donde se busca aligerar los vehículos para maximizar el rendimiento y reducir el consumo.

Otra dificultad clave es que esta tecnología, aunque más barata en teoría, aún no ha alcanzado una madurez industrial que permita una producción a gran escala con costes realmente competitivos. Al tratarse de un desarrollo relativamente reciente, existen pocas instalaciones preparadas para fabricar estas baterías en masa, lo que eleva el coste inicial y ralentiza su implantación comercial. A esto se suma la falta de una red de proveedores y de una cadena de suministro optimizada, como sí ocurre con las baterías de litio, que cuentan con décadas de evolución y estandarización.