El proyecto sueco de llegar al mercado un coche eléctrico urbano barato y con autonomía suficiente para no tener que recargarlo todos los días llega a su fin. Tras la pandemia, Uniti se ha declarado insolvente e incapaz de afrontar la financiación necesaria para la fabricación de los prototipos de validación y pruebas del Uniti One. Según el equipo de dirección, la empresa necesita 500.000 euros para continuar su actividad, y su única esperanza de poder seguir adelante es que otra empresa se haga cargo del proyecto y de su financiación.
La startup escandinava mostró el Uniti One en 2015 y lo exhibió en 2017. Su hoja de ruta le llevaba a presentar la versión definitiva de producción a finales de 2019 lo que le permitiría entregar las primeras unidades a principios de 2020. En octubre de 2019, el coche ya podía configurarse on line y realizar una reserva previa, que requería una señal de 149 euros. La intención de la empresa era admitir pedidos poco tiempo después, en el mes de noviembre.
Las primeras entregas estaban previstas para mediados de 2020 para los clientes de Suecia y Reino Unido, a un precio que parte de 15.100 libras (casi 18.000 euros) para la versión de 12 kWh. La versión con la batería de mayor tamaño costaría 2.800 euros más.
El Uniti One lucía un diseño puramente escandinavo y su ingeniería está desarrollada en Reino Unido. Sobre el papel se trataba de un atractivo coche eléctrico de carácter puramente urbano, muy compacto (3,22 metros de longitud y 1,7 metros de ancho), ligero y, sobre todo, asequible. En su interior podría alojar a tres pasajeros y un maletero de 155 litros.
Disponía de un motor eléctrico instalado en el eje trasero que ofrecía una potencia de 51 kW (68 CV) con la que alcanzaba una velocidad máxima de 120 km/h. La alimentación provenía de una batería que opcionalmente podía ser de dos capacidades: 12 y 24 kWh con las que podía alcanzar autonomía de 150 y 300 kilómetros respectivamente. Según el fabricante, las piezas y los materiales que conformaban el coche se podían fabricar a través de un proceso totalmente automatizado. Además, la estructura del automóvil es escalable, pudiendo albergar una variante de cuatro asientos, ya planeada para la producción, y que deberían estar disponibles unos meses después.
Sin embargo, todas estas buenas intenciones y el plan de ruta establecido fue complicándose a partir de 2019, cuando la pandemia fue haciendo mella en las ya de por sí débiles condiciones económicas de la empresa. La empresa se ha declarado insolvente ya que no ha sido capaz de recaudar los 500.000 euros que le permitirían continuar con su actividad. Su única oportunidad de revivir es que el equipo de dirección ha dejado la puerta abierta a recibir ofertas de otras empresas relacionadas con el sector que puedan hacer frente a la deuda económica y continuar con el proyecto.
