Hoy he conducido unos kilómetros por la autopista AP-7, una de las que tiene mayor tráfico de vehículos destinados al transporte. Procuraba fijarme en las marcas de esos vehículos (con precaución): Mercedes, SCANIA, Renault, VOLVO, Iveco, DAF, MAN. Estos son los gigantes que circulan hoy por las carreteras y autopistas. Todos con motores de gasoil.
Pero en algún momento me fijaba en las empresas de esos camiones, también en los remolques. Algunas eran empresas locales, posiblemente haciendo transportes pesados de menos de 300 km. Y me ha generado una gran curiosidad pensar si sus propietarios conocen que todos los fabricantes que he mencionado tienen soluciones de transporte pesado eléctrico con autonomías reales de más de 300 km. Seguramente no.
Entre el desconocimiento y la falta de confianza
El transporte por carretera eléctrico sigue enfrentándose a una barrera importante: la inercia de la industria y el desconocimiento.
Muchas empresas de transporte continúan operando bajo la idea de que los camiones eléctricos no son una opción realista
A pesar de que las soluciones existen y cada vez son más viables, muchas empresas de transporte continúan operando bajo la idea de que los camiones eléctricos no son una opción realista. En parte, esto es comprensible. Durante décadas, el diésel ha dominado el sector por su fiabilidad, disponibilidad de infraestructura y coste operativo predecible. Pero el escenario está cambiando.
Fabricantes como Volvo, Mercedes, Scania e Iveco ya han lanzado al mercado camiones eléctricos capaces de cubrir distancias de 300 a 500 km con una sola carga, lo que los hace perfectamente válidos para rutas regionales y de corto radio. Sin embargo, las dudas persisten: ¿Dónde van a recargar? ¿Cómo se amortiza la inversión? ¿Cómo se comportará la batería con el paso de los años y con cargas pesadas?

La clave: Infraestructura y planificación
La electrificación del transporte pesado no depende solo de la tecnología de los camiones, sino también de la infraestructura de carga y de una estrategia de implementación.
En este sentido, eventos como el Workshop de Transporte Sostenible Electrificado son clave para dar visibilidad a estas soluciones y resolver dudas técnicas y operativas. La planificación de la infraestructura de carga y su correcta ubicación será un factor determinante para la transición.
Uno de los avances más relevantes en este ámbito es la implementación de cargadores de 1 MW, que permitirán reducir significativamente los tiempos de carga de camiones eléctricos, acercándolos a la eficiencia de un repostaje convencional.
La nueva reglamentación europea AFIR y el programa TEN-T están impulsando la instalación de hubs de recarga estratégicos a lo largo de los principales corredores de transporte, garantizando que la electrificación del sector se lleve a cabo sin comprometer la operativa de las empresas de logística.
Para que estos hubs sean eficientes y sostenibles, es fundamental integrarlos con sistemas de almacenamiento energético y generación renovable. En este sentido, herramientas como EVcharge están diseñadas para gestionar y optimizar estos ecosistemas, combinando energía fotovoltaica con baterías BESS para minimizar los costes operativos y asegurar la estabilidad de la red.
Más allá de los camiones: Las furgonetas y el reparto urbano
No solo los camiones están llamados a electrificarse. El transporte urbano, dominado por furgonetas de reparto y pequeños camiones, está experimentando un cambio mucho más acelerado. Grandes flotas como Amazon, DHL o Correos ya han comenzado a sustituir sus unidades diésel por eléctricas, lo que demuestra que la transición es no solo posible, sino también rentable.
Grandes flotas como Amazon, DHL o Correos ya han comenzado a sustituir sus unidades diésel por eléctricas
Los incentivos gubernamentales y las restricciones a la circulación de vehículos contaminantes en las ciudades están acelerando esta transformación. Sin embargo, la pregunta sigue siendo la misma: ¿Está el sector del transporte realmente informado de todas las opciones disponibles?
Un futuro inevitable, pero ¿cuándo?
La electrificación del transporte por carretera no es una opción, es una necesidad. Un futuro inevitable, pero ¿cuándo?
La electrificación del transporte por carretera no es una opción, es una necesidad. Las regulaciones ambientales, la evolución de la tecnología y la demanda de soluciones sostenibles harán que, tarde o temprano, el camión eléctrico sea la norma en nuestras carreteras. La pregunta no es si esto ocurrirá, sino cuándo y cómo.
La resistencia al cambio es natural, pero la información y la planificación son la clave. Empresas, transportistas y gestores de flotas deben empezar a prepararse para esta transición. Y para ello, es imprescindible que las administraciones, la industria y los proveedores de infraestructura trabajen de la mano.
La próxima vez que conduzca por la AP-7, tal vez ya vea algunos de esos gigantes del transporte sin el característico rugido del motor diésel, sino con el silencioso zumbido de la electricidad. El futuro se mueve, y depende de todos que sea eléctrico.