La Dirección General de Tráfico ve con buenos ojos que la edad para conducir se reduzca a 17 años, una iniciativa aprobada por la Unión Europea y que ya se ha puesto en práctica en otros países vecinos, como Francia y Alemania. Aparentemente, está dando buenos resultados y nuestro país podría ser uno de los siguientes en sacarla adelante.
Fernando Grande-Marlaska, ministro de Interior, ha asegurado que se trabajará lo largo de este 2024 en la reforma de la licencia de conducción para que este y otros cambios se pongan en marcha los antes posible. No sabemos si en ese paquete podría ir lo relativo a la posible desaparición de la pegatina tradicional de la ITV, aunque este asunto, como dijimos en su momento, no está confirmado por la DGT.
Lo que sí tiene forma y antecedentes es la bajada de la edad mínima para conducir, aunque con algunos detalles a tener en cuenta. Los jóvenes de 17 años que hayan aprobado el examen teórico de Tráfico, sólo podrán ponerse al volante si están acompañados de un adulto de 24 años o más y, siempre y cuando, este último tenga un carnet de conducir en vigor con al menos cinco años de antigüedad. Además, tendrán que haber realizado al menos 20 horas de clases prácticas en una autoescuela y poder acreditarlo ante las autoridades en caso de que fuera necesario.

Grande-Marlaska lo ha asociado a una posibilidad de un aprendizaje mayor y ha hecho hincapié en que los resultados en el resto de países que ya lo aplican han sido satisfactorios en materia de seguridad vial. Queda por ver en qué condiciones y con qué otras limitaciones (velocidad o tipo de carretera) podrán hacerlo definitivamente, algo que no conoceremos hasta que haya una propuesta en forma de texto oficial.
Junto a esta reforma, todavía en fase de desarrollo, también encontramos otras intenciones como prohibir que los conductores con el carnet B para automóvil puedan utilizar motos de entre 50 y 125 CC. Para esto, se creará una nueva licencia, dado el alto nivel de siniestralidad que se está experimentado en los últimos años en estos vehículos de dos ruedas.
El aumento de los controles de alcoholemia y drogas en carretera será otra de las estrategias previstas para este 2024, a sabiendas de que más de la mitad de los conductores que perdieron la vida en nuestras carreteras en 2022 dieron positivo en alguna de estas sustancias, también en algunos casos en psicofármacos, combinados o no con alguna de las anteriores.
El vehículo autónomo también tendrá un papel importante en los próximos meses, pues se hace necesario un marco regulatorio adaptado a la evolución en materia de coches sin conductor. Será una manera de abrir la puerta a que los fabricantes prueben e integren sus asistentes a la conducción más punteros, como han hecho otros países como Reino Unido. Este último, los permitirá en los próximos años, aunque ya han oficializado que los fabricantes serán los responsables en caso de accidente por culpa del sistema autónomo.