Ford Motor Company ha lanzado un mensaje contundente en plena carrera global por la electrificación del automóvil. Según uno de sus altos ejecutivos, las start-up dedicadas a los vehículos eléctricos no podrán competir con la capacidad de ingeniería y producción de la compañía norteamericana. El fabricante presentó su nueva arquitectura universal para vehículos eléctricos y un rediseño radical de su línea de ensamblaje, cambios que, según sus directivos, marcarán un antes y un después en la industria, al nivel de lo que significó el Ford Model T hace más de un siglo.
Doug Field, director de Vehículos Eléctrico, Diseño y Área Digital de Ford, aseguró que el proyecto no solo es difícil de igualar para las marcas tradicionales, sino prácticamente imposible para las compañías emergentes del sector. “No creo que muchos fabricantes de automóvil tradicionales puedan ejecutar un plan de esta magnitud, y mucho menos los nuevos fabricantes de coches eléctricos”, declaró durante la presentación.
Un avance que pondría a Ford al nivel de China

La plataforma universal de Ford fue desarrollada por un pequeño equipo de ingeniería en California, liderado por Alan Clarke, ex-Tesla, y conformado por talentos internos y externos. Este grupo trabajó en secreto para replantear cada aspecto de un vehículo eléctrico. Una de las innovaciones más notables es el unicasting, que sustituye varias piezas soldadas por grandes secciones de aluminio fundido. El resultado: un ahorro del 75% en piezas, dos tercios menos de soldaduras, y la mitad de los tornillos y piezas de sujeción respecto a un modelo convencional. Además, se eliminó gran parte de cableado, reduciendo significativamente el peso y la complejidad.

La revolución no se limita a la plataforma. Ford también reinventó el proceso de producción, alejándose de la clásica línea de montaje introducida por Henry Ford en 1913. En lugar de un recorrido único, los nuevos coches eléctricos se ensamblan en tres líneas paralelas que trabajan de manera simultánea: una para la parte frontal, otra para la trasera, y otra para el núcleo estructural de la batería. Una vez completadas, las tres secciones se unen, lo que reduce de forma drástica el tiempo de fabricación. La compañía denomina a este sistema un “árbol de producción”, aludiendo a la forma en que las ramas se integran en un tronco común.
Estas eficiencias combinadas permitirán, según Ford, competir frente a los fabricantes chinos, conocidos por su rapidez y bajos costes en el desarrollo de nuevos modelos. La firma también anunció que su pick-up eléctrica de 30.000 dólares llegará en 2027 como el primer fruto de esta estrategia. El vehículo, aseguran, será tan rápido como un Ford Mustang y tan espacioso como un Toyota RAV4, con un coste de propiedad a cinco años incluso menor que el de un Tesla Model Y con tres años de antigüedad.
Ford planea extender esta plataforma a una gama completa, desde furgonetas compactas hasta SUV de tres filas. Con esta apuesta, la compañía busca no solo mantener su competitividad en el mercado eléctrico, sino también recuperar el espíritu innovador que la definió hace más de cien años con el nacimiento de la producción en masa.