No es oro todo lo que reluce cuando hablamos de fabricantes de coches eléctricos chinos. Pese a las supuestas subvenciones que el Estado otorgó durante años para apoyar la producción de este tipo de vehículos, lo cierto es que algunos empiezan a tener algunos problemas.
Lo último que ha salido a la luz tiene que ver con el tiempo extra que están tardando algunas marcas en pagar a sus proveedores. Mientras que lo normal deberían ser unos tres meses, se están dando casos en los que las empresas tienen que esperar casi un año para cobrar las facturas emitidas a un fabricante concreto.
Nio está tardando mucho en liquidar sus deudas
Hablamos de Nio que, según el medio Bloomberg, estaría pagando a 300 días desde 2023, cuando en 2021 hacía lo propio en 197 días, que sigue siendo un período largo.
Por su parte, Xpeng también acumula 221 días para liquidar sus deudas con los proveedores, y cabe recordar que Nio ya tiene en marcha su nueva marca Onvo y que pronto lanzará Firefly, por lo que los retrasos se podrían extender a las nuevas submarcas.
En el otro extremo, y como la referencia en muchos sentidos, está Tesla que, según la información aportada, estaría pagando en 101 días, por lo que la diferencia con sus rivales asiáticos es clara.
¿Qué está ocurriendo en el sector?
Esto quiere decir que su guerra de precios bajos está empezando a flaquear, porque las marcas europeas y norteamericanas finalmente se han decidido a entrar en el juego, la competencia y la oferta es mayor y, además, la demanda se ha estabilizado y no es tan alta como hace unos meses.
Hablamos de 200 marcas de automóviles eléctricos luchando por hacerse con una buena parte de la cuota de mercado, y la lógica dice que serán muy pocas las que consigan mantenerse a flote llegado el fin de la década.
A esto podemos sumarle el problema que están teniendo los fabricantes asiáticos con la importación de sus vehículos, pues no disponen de la capacidad suficiente (de barcos) para traer todos los coches que quieren a Europa y otras partes del mundo.
Y por si fuera poco, los coches de estos fabricantes se están acumulando en los puertos europeos, pues tampoco hay una flota de camiones lo suficientemente amplia para asumir la cantidad de vehículos que hay que repartir por los distintos países.
También hay sumar a todo lo anterior que Estados Unidos ya ha aprobado una subida de los aranceles a los vehículos eléctricos chinos hasta el 100% (antes el 25%) y que Europa tiene pensado ampliar este tipo de tasas hasta el 25%, cuando ahora mismo el derecho de importación es tan sólo del 10%.
El tiempo dirá cuántas de estas marcas de vehículos eléctricos sobreviven y a cuántos proveedores se llevan por delante, teniendo en cuenta que las empresas más pequeñas acaban siendo las más perjudicadas por los retrasos en el pago de las facturas, todavía más si se producen impagos.
