La demanda del litio para, entre otras cosas, la fabricación de baterías para coches eléctricos e híbridos enchufables, no para de crecer, hasta un nivel que ya se habla de una inminente demanda superior a la oferta. Hemos dejado atrás unos meses en los que el material ha alcanzado su precio máximo histórico, aunque se espera que, tras este pico, baje su coste. Hablamos de algo finito, escaso para muchos, debido a las zonas de extracción disponibles y viables en la actualidad, por lo que no son pocos los que buscan alternativas.
Una de ellas la ha encontrado Microsoft en colaboración con el Laboratorio Nacional del Noroeste Pacífico o PNNL. Las últimas informaciones publicadas hablan de un nuevo material, con el que se podría reducir en hasta un 70% el uso del litio en las baterías eléctricas, encontrado gracias al uso de la inteligencia artificial. Es un electrolito de estado sólido que contiene litio, sodio y otros elementos químicos.
La IA, además de los superordenadores que se utilizan en este tipo de investigaciones, hizo posible reducir los 32 millones de materiales candidatos a ser utilizados, a un reducido número de 18. En realidad, el resultado final fue de 23 compuestos estables, pero 18 eran totalmente nuevos y no se habían probado todavía.
Para esto, tan sólo necesitaron 80 horas de trabajo sin descanso, lo que supone un avance hasta hace poco impensable. Con los métodos tradicionales, habrían tenido que dedicar largos años de pruebas. Todo para dar con una alternativa al litio, que se estima que duplicará su demanda en apenas cuatro años, con las baterías de los coches eléctricos y los teléfonos móviles como parte del destino final de este material. Australia, Chile, China o Argentina son los principales suministradores de este metal, muy limitado y concentrado en pocos puntos del planeta.
Con una pequeña lista en la mano de menos de una veintena de compuestos estables, los científicos aplicaron pruebas con los que creían más idóneos y descubrieron este electrolito con una estructura interna capaz de contribuir al movimiento de los iones y generar la energía necesaria. La alternativa, según dicen sus creadores, tiene ventajas frente al litio en cuanto a coste, disponibilidad, seguridad y sostenibilidad.
Hasta esta investigación, los científicos pensaban que los iones de litio no se podían unir a los iones de sodio en un sistema de estado sólido, pero las pruebas han demostrado lo contrario, a pesar de que ambos compuestos tienen una carga similar. De hecho, Vijay Murugesan, al mando de la investigación e integrante de PNNL, asegura que “parecen ayudarse entre ellos".
El primer test real se ha llevado a cabo a principios de este 2024, con un prototipo de batería que fue capaz de prender una bombilla. Queda mucho trabajo por hacer, pero la investigación va bien encaminada al objetivo final. Tras meses o años de evoluciones, quizá podamos ver el resultado fructífero de todo esto en poco tiempo.
Recientemente, también conocimos otra noticia relacionada con las últimas evoluciones que se están alcanzando en cuanto a la mejora de la capacidades y de los ciclos de carga de estas baterías eléctricas.
