La industria del automóvil china sigue avanzando a paso firme, aunque no exactamente en la dirección que muchos en Occidente esperaban. Las exportaciones globales continúan marcando récords, mientras que las importaciones de vehículos se encuentran en mínimos históricos. Este fenómeno refleja tanto los cambios en la dinámica del mercado como las tensiones comerciales persistentes entre China, por un lado, y Estados Unidos y Europa en el otro bando.
Las exportaciones baten récords, las importaciones caen
En los primeros cinco meses de 2025, China exportó un total de 2,83 millones de vehículos, lo que supone un aumento del 16% respecto al mismo período del año anterior. Solo en mayo, las exportaciones crecieron un 20% interanual hasta alcanzar las 682.000 unidades.
En contraste, las importaciones siguen desplomándose. Según datos de la Asociación China de Concesionarios de Automóviles (CADA), en mayo China importó apenas 47.000 vehículos, un 25% menos que en mayo de 2024. En lo que va de año, las importaciones acumulan una caída aún mayor, del 33%, con unas 180.000 unidades llegadas al país asiático.

El golpe más duro lo han sentido las marcas de coches estadounidenses. Las importaciones de turismos procedentes de EEUU se desplomaron un 68% en mayo, con apenas 3.130 unidades vendidas en China ese mes. Y la tendencia no es nueva: en los cinco primeros meses del año, las importaciones norteamericanas han caído un 48% interanual, sumando solo 18.849 unidades.
Un respiro temporal llegó en mayo cuando China y EEUU pactaron una tregua arancelaria de 90 días para frenar nuevas subidas, pero los aranceles existentes siguen siendo un obstáculo importante: los vehículos estadounidenses con motores de más de 2,5 litros enfrentan un arancel del 25%, mientras que los de menor cilindrada pagan un 15%.
Y Europa no se ha librado tampoco de nuevas tasas a los coches de gran cilindrada, principalmente alemanes, así como de subidas arancelarias a otros productos que viajan a China, como represalia a la vigente tasa que Bruselas aplica a los coches eléctricos chinos.
Barreras comerciales

Estados Unidos ha endurecido también sus propias barreras comerciales: además de mantener sus aranceles, la administración de Donald Trump aprobó recientemente nuevas regulaciones que, en la práctica, prohíben las importaciones de vehículos chinos, alegando preocupaciones de seguridad nacional.
Estas reglas vetan explícitamente la venta o importación de software para vehículos conectados procedente de “países de preocupación”, una categoría que incluye a China. Pero Trump también ha declarado la guerra al resto de productos extranjeros, vengan del país que vengan, aplicando más tasas de importación para proteger a los fabricantes locales.
Entre los principales exportadores de vehículos estadounidenses a China están General Motors, Ford, Tesla y, en menor medida, BMW, que también fabrica en EEUU para exportar. Por otro lado, Japón lidera como el mayor proveedor de vehículos importados por China este año, con 70.037 unidades enviadas entre enero y mayo. Le siguen Alemania con 41.675 unidades y Eslovaquia con 25.833.
La nueva energía impulsa las exportaciones
Mientras las importaciones se contraen, las exportaciones chinas no muestran signos de desaceleración, especialmente en el segmento de vehículos de nuevas energías (NEV), que incluye 100% eléctricos e híbridos enchufables (PHEV).
En mayo, las exportaciones de este tipo de automóviles crecieron un impresionante 43%, con 296.000 unidades enviadas al extranjero. Entre los destinos más importantes para estos vehículos destacan, Brasil (35.478 unidades), Bélgica (30.405 unidades), Filipinas (21.517 unidades) y Reino Unido (21.456 unidades).
Este auge confirma la estrategia de China de consolidarse como líder mundial en la producción y exportación de vehículos eléctricos, mientras reduce su dependencia de las importaciones extranjeras.