En una entrevista concedida al diario alemán Welt, Thierry Koskas, consejero delegado de Citroën, ha defendido con rotundidad la viabilidad económica de los vehículos eléctricos. Según el directivo, el Citroën ë-C3 únicamente precisa 600 euros en electricidad para cubrir 12.000 kilómetros anuales, frente a los alrededor de 1.300 euros que un modelo de gasolina exigirá en combustible. “Con el ë-C3, el cliente ahorra 700 euros cada año. Comprar un coche eléctrico es una inversión de futuro que se amortiza con el tiempo, incluso sin subvenciones”, subrayó Koskas.
El ejecutivo francés enfatiza que, aunque el desembolso inicial sea más elevado, el coste operativo queda notablemente reducido. En la práctica, el motor eléctrico de 83 kW / 113 CV y los 300 km de autonomía del ë-C3 sitúan al modelo en un segmento urbano eficiente y asequible, clave para los usuarios que buscan un segundo vehículo o un primer eléctrico con un presupuesto ajustado.

La estrategia de Citroën: accesibilidad y múltiples opciones
Para reforzar el argumento económico, Citroën ha desarrollado distintas configuraciones de batería y motorización que permiten al cliente “elegir entre más autonomía o una versión más económica y con menos batería”, tal y como explica Koskas. En ese sentido, a mediados de 2025 llegará el ë-C3 200, una variante con batería de menor capacidad que rondará los 20.000 euros. Esta cifra lo situaría entre las opciones más asequibles del mercado eléctrico europeo, en línea con el objetivo de Citroën de competir con fabricantes asiáticos que ofrecen precios ajustados.
Además, la marca ofrece una versión microhíbrida del C3 para aquellos conductores que todavía no estén convencidos por la electrificación total. “La diferencia entre equipos comparables es de solo 4.750 euros”, apunta Koskas, de modo que los clientes puedan valorar el ahorro a largo plazo frente a la inversión inicial. Esta estrategia de doble oferta busca allanar la transición hacia lo eléctrico, minimizando el impacto sobre el bolsillo y aprovechando la infraestructura existente (talleres, red de asistencia y canales de venta).
Según datos internos de Citroën, de los 80.000 clientes que reservaron un nuevo C3 en los últimos meses, el 40% optó por la versión totalmente eléctrica, lo que cubriría ya “casi la mitad de las ventas necesarias de coches eléctricos” para cumplir los objetivos de emisiones de la Unión Europea. Koskas recuerda que los límites de CO2 fijados por Bruselas son “muy ambiciosos” y que la firma gala considera “esencial” lograr un equilibrio entre las ventas de eléctricos y auditor de emisiones de gama térmica.
Ventajas económicas a largo plazo frente al diésel y la gasolina
La tesis de que los eléctricos resultan más baratos a lo largo del tiempo queda refrendada por la comparación directa entre costes de recarga y combustible. Si un conductor recorre 12.000 km en un ë-C3, 600 euros de factura eléctrica contrastan con los 1.300 euros de gasolina para un automóvil equivalente de combustión. Esa diferencia, de 700 euros anuales, se traduce en un ahorro acumulado de 3.500 euros en cinco años, sin contabilizar posibles variaciones de precio en la electricidad o los carburantes.
A ello se suma el menor coste de mantenimiento de un coche eléctrico: la ausencia de aceite, correas, bujías o filtros reduce drásticamente las revisiones y las operaciones de taller. Por ejemplo, los costes de mantenimiento de un ë-C3 son, según datos de Citroën, hasta un 50% inferiores a los de un modelo térmico equivalente por la simple eliminación de sistemas mecánicos complejos, como el sistema de escape o la caja de cambios.
Este argumento resulta especialmente atractivo en un momento en el que el precio medio de la gasolina asciende a 1,6 euros/litro y el diésel supera los 1,5 euros/litro en muchas zonas de España. En contraste, el kWh eléctrico, incluso en los tramos nocturnos o con tarifas reducidas, se sitúa en torno a 0,14 euros/kWh, situando el coste por kilómetro en menos de 0,05 euros/km para el ë-C3, frente a los 0,11–0,13 euros/km de un polivalente de gasolina.

La electrificación “incluso sin incentivos”
Koskas alude también a las subvenciones públicas para la compra de eléctricos, pero subraya que “ningún país podrá mantener esas ayudas a largo plazo”. Por ello, insiste, “el cliente notará primero un precio más alto en los coches eléctricos” y es labor de las marcas “explicar mejor los beneficios de la electromovilidad”. En su opinión, la comunicación de las ventajas económicas, medioambientales y de confort –“un eléctrico ofrece una conducción más silenciosa y una aceleración instantánea”– resulta clave para vencer recelos y bulos que aún persisten entre ciertos conductores.
En este sentido, Citroën pretende posicionarse como “una de las marcas eléctricas más accesibles de Stellantis”, en igualdad de condiciones con Fiat, que ha sido históricamente reconocida por sus modelos de bajo coste. Koskas afirma que al ofrecer versiones con baterías más pequeñas y precios ajustados, Citroën anticipa la demanda de quienes buscan un eléctrico “casi sin renunciar a nada”, con niveles de equipamiento que incluyen conectividad, ayudas a la conducción y acabados modernos.
Desafíos y oportunidades de la electrificación en España
En España, la penetración de los coches eléctricos ronda el 6% del mercado total, muy por debajo de otros países europeos como Noruega (que supera el 80%) o incluso Alemania (22%). Entre los obstáculos figuran la escasa infraestructura de recarga, la falta de plazas de garaje en viviendas colectivas y la incertidumbre económica tras la inflación. No obstante, Citroën subraya que el incremento de estaciones de carga rápida (hasta 6.000 puntos públicos en 2024) y las nuevas redes de carga ultrarrápida en autopistas facilitan la transición.
Los objetivos de la UE, que exigen reducir un 55% las emisiones de CO2 de los turismos en 2030 (respecto a 2021) y alcanzar la neutralidad climática en 2050, presionan a los fabricantes a elevar la cuota de eléctricos. Según Koskas, Citroën aspira a que entre el 50 % y el 60 % de sus ventas en España correspondan a vehículos eléctricos en 2025, lo que requerirá no solo presentar modelos competitivos en precio, como el ë-C3 200, sino también mejorar la experiencia de carga en domicilio y empresa.
Por último, el CEO de Citroën señala que “la electrificación no es un fin en sí misma, sino una herramienta para reducir la huella de carbono en el transporte privado. Salvaguardar el medio ambiente y, al mismo tiempo, ofrecer movilidad asequible y segura es la meta a perseguir”. En su opinión, “una vez que los consumidores comprendan que un coche eléctrico les ahorra dinero cada mes, el cambio será imparable”.