La Organización Mundial del Comercio (OMC) lanzó en su momento una seria advertencia a la Unión Europea mediante un informe, señalando que las tensiones comerciales con China afectarían a la recuperación del comercio internacional. A pesar de haber respaldado a Bruselas en su disputa con Pekín por los aranceles a los vehículos eléctricos chinos, el organismo criticó también el impacto negativo que estas medidas iban a tener sobre las exportaciones e importaciones globales.
Según la OMC, Europa sería el único bloque económico que cerraría el año 2024 con cifras negativas en comercio de mercancías, lo que es una caída interanual del 1,4 %. Esta tendencia preocupa especialmente por el efecto en cadena que provoca en industrias clave como la automoción, donde ya entonces empezaron a percibirse señales claras de desaceleración.
Preocupación por la industria del automóvil europea
El informe destacaba que, aunque era previsible cierta debilidad en sectores como el farmacéutico o el químico, la situación del sector del automóvil europeo resultaría especialmente preocupante. La ralentización de este mercado desencadena un "efecto dominó" con consecuencias negativas para el conjunto de la economía global, en un momento en el que otras regiones como Asia siguen manteniendo altos niveles de exportación.
La tensión comercial entre Bruselas y Pekín se ha mantenido desde que la Unión Europea impusiera el pasado 5 de julio de 2024 aranceles de hasta el 45,3% a los vehículos eléctricos procedentes de China, una medida con una duración de cinco años, y para la que todavía no se ha encontrado alternativa, pues no hay entendimiento con Pekín por el momento. La falta de consenso en las negociaciones ha impedido establecer un precio mínimo de venta para los fabricantes chinos, lo que ha agudizado el conflicto. En cambio, Estados Unidos y China sí han llegado a un acuerdo, ahora que Donald Trump está atacando con tasas de importación más altas a todos los productos extranjeros.
Alemania, en el centro de la tormenta
Uno de los países más afectados por esta situación es Alemania, que observa con inquietud cómo su industria del automóvil, especialmente los fabricantes de vehículos de alta gama, se ve perjudicada por la respuesta de China con aranceles específicos, como también hizo con el brandy europeo.
El impacto de esta guerra comercial está en un momento delicado, cuando el comercio global aún no se ha recuperado plenamente de la crisis provocada por la pandemia. La OMC advierte que mantener esta línea de confrontación está retrasando aún más esa recuperación, y debilita el crecimiento económico en Europa y en el resto del mundo.