El Volvo EX30 Cross Country mantiene el planteamiento de este SUV eléctrico pensado para el día a día, pero añade un toque más aventurero en la estética y un pequeño margen extra cuando el asfalto se complica. No hay que entenderlo como un todoterreno para meterse en líos ni como un 4x4 de travesías, sino como un crossover que quiere darte más tranquilidad en pistas sencillas, caminos rotos, nieve o accesos en mal estado… sin renunciar a ser fácil de usar en ciudad y cómodo en una rutina normal.
La clave es que este enfoque campero llega asociado a una configuración contundente, ya que este Volvo cuenta con doble motor eléctrico, nada más y nada menos que 428 CV y tracción total. Una combinación que lo convierte en un eléctrico sorprendentemente rápido para su contenido tamaño.
Campero por fuera, minimalista por dentro
El coche cuenta con protecciones en paragolpes y pasos de rueda, refuerza la sensación de robustez con molduras oscuras y remata el frontal con una pieza decorativa de inspiración topográfica, un guiño a esos mapas de montaña que encajan con el relato outdoor. A eso se suma la pequeña mejora funcional, ya que la altura libre al suelo crece aproximadamente de 17 a 19 cm. Hay disponibles llantas de 18 o de 19 pulgadas, estas últimas enfocadas a otorgar un look más contundente al SUV.
Como es lógico, el Cross Country mantiene los datos esenciales del EX30, como la plataforma y medidas contenidas, con 4,23 metros de largo, 1,83 metros de ancho y 1,57 metros de alto, junto a una distancia entre ejes de 2,65 metros y cinco plazas. Sin embargo, pese a ser pequeño por fuera, cuenta con un interior espacioso. La arquitectura eléctrica ayuda mucho, con la batería en el suelo y un habitáculo bien aprovechado. No es un coche grande ni pretende competir con SUV familiares, pero sí transmite esa sensación de coche bien resuelto. En cuanto al maletero, cuenta con 318 litros detrás y un testimonial maletero delantero de 7 litros.
Por dentro, el EX30 Cross Country sigue la línea minimalista que Volvo ha llevado a este modelo. Hay pocos botones, superficies limpias, ambiente luminoso y todo lo importante concentrado en una pantalla central de 12,3 pulgadas. Esa pantalla no solo gestiona navegación, multimedia o climatización, también se ocupa de funciones que en otros coches se resuelven con mandos físicos, e incluso de detalles tan cotidianos como abrir la guantera.
De hecho, no hay instrumentación detrás del volante, y la velocidad, indicaciones y menús viven en el centro. A quien le encaje esta manera de interactuar con el coche le va a resultar muy natural, sobre todo porque el sistema con Google es rápido y es fácil moverse por los mapas, buscar cargadores o planificar rutas. A cambio, en ocasiones consultar ciertos datos del viaje o ajustar funciones puede ser menos directo de lo que sería con un par de botones físicos.
Por otro lado, la luminosidad es uno de sus puntos fuertes, con un habitáculo claro y agradable, en parte por el techo panorámico fijo que suelen montar las unidades probadas, aunque en ese caso hay que asumir que no siempre incluye cortinilla.
El EX30 Cross Country destaca por su mecánica
Esta versión se asocia al conjunto de dos motores, uno por eje, con 428 CV y 543 Nm. El trasero aporta 272 CV y el delantero actúa como apoyo con 156 CV, sumando una tracción total que funciona muy bien. Sus prestaciones impresionan, ya que necesita 3,7 segundos para hacer el 0 a 100 km/h, cifra que coloca al EX30 Cross Country en el territorio de coches muy serios en aceleración. En conducción real se siente la facilidad con la que entrega empuje, la inmediatez al pisar y esa sensación de coche “enérgico” que encaja con un tamaño contenido. En el caso de la velocidad máxima, está limitada a 180 km/h.
En marcha, el encanto del EX30 Cross Country está en lo fácil que lo hace todo. Es ágil, se siente ligero de reacciones para ser un SUV, y en carreteras con curvas resulta más divertido de lo que uno esperaría por apariencia. No es un deportivo ni pretende serlo, y tampoco se presenta con un catálogo de modos de conducción.
Más bien hay ajustes centrados en cómo prioriza la tracción total o en la respuesta del coche. Aun así, la base es buena, ya que, si conduces con cierta calma, la carrocería va bien controlada y el coche transmite confianza. La suspensión es cómoda, propósito que encaja con absorber bien los baches y filtrar correctamente cuando el firme está peor.
Además, hay otros apartados que hacen redonda la conducción del EX30, ya que la insonorización es muy buena, la respuesta es ágil y ligera en ciudad, la tracción es firme, no hay balanceos raros de la carrocería y el tacto del freno es suave, con mordiente desde el principio, sin presencia de esponjosidad. Por tanto, todos estos elementos hacen que la experiencia de conducción sea muy buena.
Respecto a la autonomía, esta configuración homologa hasta 450 kilómetros (ciclo WLTP), pero las cifras reales son menores. Con consumos alrededor de 20 kWh/100 km es razonable pensar en unos 325 kilómetros, con una batería de 64 kWh netos. En cuanto a la carga, en corriente continua, Volvo habla de un 10 a 80% en torno a 26 minutos en un cargador de 150 kW. En alterna la potencia máxima es de hasta 22 kW.
Por último, el precio es uno de los debates más intensos de este coche. En España parte de 53.406 euros, frente a los 35.800 del EX30 más accesible con 272 CV. Y es que, si un cliente se decanta por el Cross Country, no solo suma estética y dos centímetros de altura libre al suelo, suma tracción total, 428 CV, un ‘look’ aventurero y un rendimiento descomunal. En resumen, este coche ofrece una muy buena dinámica de conducción en tamaño compacto, un interior luminoso y bien aprovechado, y tiene las características necesarias para cubrir con credenciales la gran mayoría de los desplazamientos diarios de cualquier usuario.