La Universidad de Nanjing, en China, ha desarrollado una puntera tecnología que podría transformar las fachadas acristaladas en fuentes limpias de electricidad. Se trata de un concentrador solar transparente, incoloro y unidireccional (CUSC, por sus siglas en inglés). Este recubrimiento especial se aplica sobre vidrio convencional y captura luz solar sin alterar la apariencia exterior.
Gracias a unas capas de cristales líquidos colestéricos (CLC), parte de la luz se “desliza” por el borde del cristal hasta unas células solares insertadas en los marcos del mismo. El vidrio mantiene una transparencia visible del 64,2% y un índice de reproducción cromática del 91,3, lo que significa que los colores vistos a través del cristal apenas se distorsionan.

Potencial, retos y contexto normativo
La estrategia global energética de China acelera con iniciativas y proyectos que le han llevado a que, solo en el primer trimestre de 2025, haya instalado 36 GW de paneles solares en tejados, un total de 60 GW en tres meses, superando el ritmo de Europa.
En este caso, la tecnología presentada por la Universidad de Nanjing se enmarca en el movimiento Building Integrated Photovoltaics (BIPV), que busca integrar generación solar en materiales arquitectónicos: ventanas, barandillas, fachadas y balcones se convierten así en superficies útiles para la producción de energía.
En pruebas de laboratorio, un prototipo pequeño movió un ventilador de 10 mW bajo luz solar y simulaciones muestran que un panel de unos dos metros puede concentrar la luz 50 veces y reducir hasta un 75 % el número de células solares requeridas.

No obstante, persisten algunos desafíos muy importantes. La eficiencia real del CUSC aún no alcanza la de los paneles fotovoltaicos tradicionales. Se investiga mejorar su banda de captación del espectro solar (invisible, ultravioleta, infrarrojo), lograr una reproducción cromática aún más alta y optimizar las pérdidas por bordes y por difracción.
También se evaluará la durabilidad de los recubrimientos, su limpieza en zonas con contaminación y las condiciones climáticas agresivas. En Europa, la normativa exige que edificaciones nuevas sean de “cero emisiones” para 2030, lo que favorece la adopción de estas tecnologías siempre que se demuestre su viabilidad técnica, económica y estética.
| Aspecto | Ventanas solares CUSC (Nanjing) | Panel fotovoltaico convencional |
|---|---|---|
| Transparencia / estética | 64,2 % de transparencia, 91,3 de índice cromático (vidrio casi indistinguible) | 0 % transparencia, superficie opaca y visible |
| Eficiencia eléctrica | En desarrollo, capacidad de concentración hasta 50 veces; depende de células en el marco | 15–22 % en condiciones comerciales actuales |
| Superficie útil | Fachadas y ventanas de edificios acristalados (espacios hoy desaprovechados) | Tejados, cubiertas o suelos disponibles |
| Reducción de células solares | Hasta –75 % gracias al desvío de luz hacia los bordes | No aplicable, cada panel requiere superficie fotovoltaica completa |
| Potencial por m² (estimado) | Hasta ~100 W/m² según simulaciones preliminares | 150–200 W/m² en modelos comerciales |
| Durabilidad | Pendiente de pruebas de resistencia, limpieza y climatología | 25–30 años de vida útil promedio |
| Aplicación en movilidad eléctrica | Edificios con cargadores integrados, garajes acristalados, oficinas | Autoconsumo residencial y carga directa de vehículos eléctricos en viviendas |
Implicaciones para la movilidad eléctrica y el autoconsumo
Para quienes apuestan por los vehículos eléctricos, este tipo de tecnologías ofrece una oportunidad de ampliar fuentes de carga local y limpia. Las ventanas solares podrían alimentar estaciones de cargadores interiores, reducir la dependencia de la red eléctrica convencional y disminuir picos de demanda asociados al uso de cargadores domésticos.
Además, permitirían que oficinas, viviendas y garajes integrados en edificios cristalinos generen parte de la energía necesaria para los coches eléctricos sin alterar la estética del inmueble.
En el balance general, estas ventanas prometen transformar el rol del vidrio en edificaciones: dejar de ser un elemento pasivo para pasar a ser generador activo de energía. Si las mejoras previstas en eficiencia, coste y resistencia se cumplen, podrían desplazar progresivamente a los paneles exteriores en muchas aplicaciones urbanas, integrándose como componentes invisibles de edificios ecoeficientes y como un recurso para ciudades más autosuficientes.