El proyecto del reactor avanzado Natrium, impulsado por TerraPower, la firma a la que Bill Gates ha confiado sus inversiones ha logrado una aprobación decisiva en Estados Unidos tras superar la revisión ambiental por parte de la Nuclear Regulatory Commission (NRC). Esta validación convierte al Natrium en el primer reactor de nueva generación a escala comercial en EE.UU. que completa este riguroso proceso regulatorio.
La central, que se ubicará en Kemmerer (Wyoming), ha sido diseñada para generar 345 MWe de forma continua y aumentar su producción hasta 500 MW en momentos de alta demanda gracias a un sistema de almacenamiento basado en sales fundidas.
Tecnología e innovación para la recarga masiva
Su tecnología se basa en un reactor rápido refrigerado por sodio, distinto a los tradicionales de agua ligera. Este hito abre la puerta a una nueva fuente de electricidad limpia que podría potenciar desde la red hasta la recarga de flotas de vehículos eléctricos.
La revisión ambiental completada por la NRC no identificó impactos que impidan la construcción del Natrium en su emplazamiento de Wyoming. Con ello, el proyecto entra en la fase final de evaluación de seguridad, prevista para culminar antes de que acabe 2025. Este proceso marca la ruta hacia la entrada en funcionamiento de una central que pretende reemplazar antiguas instalaciones de carbón, reforzando la red eléctrica de forma más limpia y flexible.
El reactor, cuya potencia de base es de 345 MW, incorpora un sistema de almacenamiento en sales fundidas que permite incrementar su capacidad operativa a 500 MW durante unas cinco horas y media. Este margen extra ofrece una respuesta rápida en momentos de picos de demanda o recargas intensivas.
En su aplicación a la movilidad eléctrica, significaría la disponibilidad de una fuente abastecedora de carga constante para estaciones rápidas, flotas y hubs de recarga, al margen de la intermitencia de las renovables tradicionales.
La refrigeración por sodio líquido permite operar a presiones menores y con materiales más fáciles de procesar, lo que reduce costes y riesgos en comparación con los reactores clásicos. Además, el hecho de que una sola planta pueda abastecer a decenas o centenares de miles de hogares hace de esta tecnología un complemento estratégico para la electrificación del transporte. En un escenario donde cada vez más usuarios optan por vehículos eléctricos, contar con energía firme, limpia y escalable es una ventaja clave para la infraestructura de recarga.
Implicaciones para el sistema energético
El Natrium no solo representa una evolución en el sector nuclear, sino un engranaje esencial para la transición energética relacionada con la movilidad cero emisiones. Al integrarse con la red eléctrica, podría convertirse en una fuente de respaldo para momentos críticos en los que la demanda de recarga de vehículos eléctricos se eleva drásticamente, como en rutas de larga distancia, flotas de reparto o logística urbana eléctrica.
Uno de los retos técnicos más relevantes es garantizar picos de potencia suficientes para estaciones de 350 kW o más; un reactor como Natrium podría alimentar múltiples cargadores de alta potencia de forma simultánea sin depender de grandes infraestructuras externas.
Además, el desarrollo minucioso de licencias, permisos y tecnologías en EE.UU. reduce la curva de aprendizaje para su eventual despliegue internacional. TerraPower ya ha iniciado trámites regulatorios en Reino Unido, lo que puede abrir mercado global para esta clase de generadores avanzados. Esto se traduce en una mayor seguridad de suministro para el ecosistema eléctrico que rodea al vehículo eléctrico: más garantías de carga, menor riesgo de apagones y una infraestructura que crece al ritmo de la demanda de e-movilidad.
Retos pendientes
Aunque el paso regulatorio es decisivo, el Natrium aún debe certificar su seguridad operativa, licencias de construcción y gestión de combustible especializado (HALEU: uranio de alto enriquecimiento).
Los costes y plazos de los grandes proyectos nucleares han sido históricamente críticos; por ello, la eficacia de este modelo modular y más económico será vigilada de cerca por inversores y reguladores. Algunas estimaciones incluso señalan costos hasta 25 veces menores que los de reactores tradicionales.