Bicicletas eléctricas y correas de caucho: una pareja casi perfecta ¿o no tanto?

Sustituir la tradicional cadena metálica de eslabones por una correa de caucho en la transmisión de las bicicletas eléctricas presenta ventajas, aunque es importante también tener en cuenta algunos inconvenientes.

Las correas de transmisión en bicicletas eléctricas son cada vez más habituales.
Las correas de transmisión en bicicletas eléctricas son cada vez más habituales.
06/02/2024 08:30
Actualizado a 06/02/2024 08:30

La popularización de las bicicletas eléctricas trasciende más allá de la simple integración de una batería y un motor que apoyan el pedaleo del ciclista. En la hoja de especificaciones se encuentra una extensa gama de equipamientos, a veces opcionales,que pueden resultar abrumadores. Más allá de las tecnologías de conectividad, que aprovechan la energía de la batería, también se incluyen otras relacionadas con la transmisión. Es el caso de las correas de caucho que sustituyen a las cadenas metálicas de eslabones.

Este componente, que antes estaba reservado para bicicletas de gama muy alta, está comenzando a ser habitual incluso en la gama media. Aunque aún puede resultar difícil adquirir una bicicleta con esta transmisión por 500 euros, ya no es complicado encontrar opciones a precios que pueden considerarse asequibles.

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Los materiales y las tecnologías de las correas de caucho han evolucionado con las bicicletas eléctricas.

La transmisión en la nueva generación de bicicletas eléctricas

Todas las bicicletas cuentan con un sistema de propulsión que transfiere la fuerza del pedaleo del ciclista a la rueda trasera, ya sea mediante una transmisión tradicional o mediante tecnologías avanzadas con control digital, capaces de seleccionar automáticamente la potencia y la marcha más adecuada en cada momento.

Si bien las bicicletas con transmisión por cadena son las más comunes, las correas de caucho son cada vez más populares, especialmente gracias a las tecnologías desarrolladas por empresas como Gates y Veer. ¿Cuál es la diferencia entre ambos sistemas?

La primera bicicleta con transmisión por cadena fue inventada allá por 1885. Desde entonces, el principio básico de funcionamiento apenas ha cambiado. La evolución tecnológica ha estado centrada en la transmisión, llegando a desarrollos avanzados que incorporan cadenas mucho más sofisticadas y ligeras.

En el ámbito del ciclismo de alto rendimiento, la cadena sigue siendo dominante. Las mejores transmisiones, de fabricantes como Shimano y Sram, continúan utilizándose ya que permiten el añadido de su más alta tecnología: cambios inalámbricos, automáticos, impulsados por inteligencia artificial y ultraligeros. Sin embargo, cuando se trata de utilizar la bicicleta como medio de transporte, muchos ciclistas pueden prescindir de estas características de alta gama que se centran en el rendimiento.

 Las correas de transmisión de Gates serán más asequibles a partir de ahora.
El mantenimiento de las correas es una de sus mayores ventajas: se limpian con agua.

Ventajas prácticas de la correa de caucho

Para esta aplicación tan mundana, la simplicidad es fundamental. Es necesario un mantenimiento regular de la cadena, ya sea semanal o quincenalmente. Descuidarlo puede llevar a la acumulación de óxido y, eventualmente, a atascos que causan un desgaste prematuro de los piñones y platos o, peor aún, a rotura de los eslabones, inutilizando completamente la bicicleta.

Además, las cadenas generan cierto ruido. Aunque para muchos forma parte de los sonidos habituales y ya lo han normalizado, los novatos buscan una experiencia más tranquila y este sonido, por muy suave que sea, puede resultar algo molesto. Las transmisiones por correa eliminan, precisamente, estos dos problemas: bajo mantenimiento y ausencia de ruido.

Prácticamente no requieren mantenimiento. No hay eslabones que necesiten lubricación y, por lo tanto, no hay aceite ni suciedad que limpiar. Basta con lavarlas como se hace con el resto de la bicicleta. La tecnología de materiales que se emplea ha logrado que sean prácticamente indestructibles, incluso con un uso intensivo.

La correa también ha servido para facilitar varias tecnologías avanzadas. Elementos como engranajes internos, cambios automáticos y motores integrados en la transmisión funcionan de manera más eficiente cuando se combinan con una correa.

Por último, pero no menos importante, su implementación simplifica la bicicleta. Ya no es necesario preocuparse por desviadores, cassettes y platos múltiples, lo que permite a los diseñadores de cuadros maximizar el espacio de manera más eficiente.

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Las cadenas de eslabones tradicionales permiten una mayor variedad de componentes.

No todo es tan bonito, también hay razones para mantener la cadena metálica

Dicho esto, todavía quedan ciclistas que se mantienen fieles a la cadena tradicional. Y tienen sus razones. El primero y más importante se encuentra en los que buscan un alto rendimiento, que ocurre sobre todo en las bicicletas eléctricas de montaña. Estas requieren un amplio rango de cambios que en los sistemas de correa no es posible encontrar.

Además, en el caso de las que cuentan con doble suspensión, la transmisión por correa también supone un problema, puesto que, al contrario de lo que ocurre con las cadenas de eslabones, que si permiten darles tensión, en el caso de la correa esto no es posible.

Además, hay otra desventaja importante de las correas de caucho para quien disfruta trabajando en su bicicleta y actualizando componentes. La transmisión por correa ofrece muchas menos opciones al seleccionar componentes en comparación con las cadenas metálicas. Mientras que para las cadenas hay cientos de posibilidades para configurar piñones, casetes, platos, desviadores, etcéterea, en el caso de las correas, la cantidad limitada de fabricantes y sistemas patentados restringe las posibilidades de modificación y personalización.

Su eficiencia también es inferior. Este problema técnico se debe al material con el que están construidas, que es algo más elástico que el metal. Por lo tanto, se requiere un poco más de esfuerzo en los pedales para obtener la misma respuesta que con una cadena metálica. Sin embargo, es importante destacar que, en el caso de las bicicletas eléctricas, este efecto se ve mitigado por la asistencia que proporciona el motor.

Otra característica que exige la correa es la compatibilidad con el diseño del cuadro de la bicicleta. En el caso de la cadena metálica, es posible abrir un eslabón para introducirla, generalmente pasando de fuera a adentro del cuadro a través de la vaina que conecta el pedalier con el eje de la rueda trasera. Sin embargo, en el caso de la correa, al no poder dividirse, es necesario colocar una unión atornillada en el cuadro para incorporarla o rediseñar una vaina elevada que se sitúe por completo por encima de ella.

Por último, está el coste. Aunque el precio de las bicicletas eléctricas que incorporan esta solución está disminuyendo, es todavía una desventaja significativa. Hoy en día no es factible tener correas de transmisión de carbono en las bicicletas de gama de entrada debido a su precio más elevado.

Como conclusión, y como ocurre con la mayoría de las decisiones, la elección entre una bicicleta eléctrica con transmisión por cadena o por correa es una decisión personal que depende del presupuesto disponible, del uso que se le va a dar a la bicicleta eléctrica y del tiempo que se quiere dedicar a su mantenimiento.

Sobre la firma
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Gonzalo García

Redactor y probador especializado en vehículos eléctricos y movilidad sostenible. Escribe en Híbridos y Eléctricos desde 2017. Es ingeniero de Caminos por la Universidad Politécnica de Madrid y Técnico especialista en vehículos híbridos y eléctricos por la SEAS. Ha trabajado en medios como Movilidad Eléctrica y Km77.