Vivimos en un mundo conectado. La globalización ha mejorado nuestra forma de vida, pero también es un problema cuando se instalan las tensiones comerciales y políticas entre regiones. La dependencia de China es cada vez mayor y hay ciertos mercados que intentan minimizar su impacto. Estados Unidos le ha declarado la guerra a los coches chinos. El gobierno de Donald Trump no quiere que sus carreteras se inunden de vehículos extranjeros ya estén producidos en China o cerca de sus fronteras. Las tensiones con Pekín van en aumento y BYD acaba de pagar las consecuencias. La compañía renuncia definitivamente a su nueva fábrica de México, aunque no paralizará su expansión por mar.
Los de Shenzhen tienen planes muy concretos para expandirse rápidamente por el mundo. China se les ha quedado pequeña y su afán de conquista parece imparable, al menos hasta ahora. La guerra comercial entre China y Estados Unidos está en su punto álgido. Ya en marzo supimos que el gobierno de Xi Jinping había prohibido a BYD iniciar las obras de la fábrica de México. Unas instalaciones que para la empresa se antojan esenciales, no solo para satisfacer la demanda de los mercados de América Central y Sudamérica, también para acercarse a las fronteras de América del Norte. Un vasto imperio difícil de conquistar, pero increíblemente representativo.

Pekín y Washington se enfrentan en una guerra con consecuencias para BYD
Las autoridades chinas frenaron ese intento que ahora queda completamente descartado. BYD tira la toalla y archiva el proyecto, tal y como informan fuentes americanas. Las causas son más que evidentes. Las tensiones geopolíticas y la incertidumbre generada por la nueva política arancelaria y económica de Donald Trump, han obligado a cerrar el proyecto. Los americanos no quieren tener una instalación tan importante tan cerca de su territorio. Este contratiempo obliga a BYD a recalcular su estrategia. La vicepresidenta ejecutiva de BYD, Stella Li, ha comentado durante una breve visita a Brasil que la compañía sigue interesada en expandirse por todo el continente americano, pero no tiene un cronograma para realizar una nueva inversión.

Brasil y Sudamérica se han convertido en un gran mercado para BYD. "Los problemas geopolíticos tienen un gran impacto en la industria automotriz", ha afirmado la propia Li. "Ahora todos están replanteando su estrategia en otros países. Queremos esperar a que haya más claridad antes de tomar una decisión". Mientras tanto, en Europa, los planes siguen adelante sin grandes contratiempos. La primera fábrica de BYD en la región está a punto de abrir sus puertas tras más de un año de obras. La planta húngara fabricará cuatro modelos diferentes. Más adelante, ya en 2027 entrará en servicio la factoría de Turquía. En esta ocasión BYD rehusó hacer caso de las presiones de Pekín e iniciar las obras.