Movilidad eléctrica: una palanca imprescindible para acelerar la transición renovable

Apostar por la electrificación de la movilidad puede contribuir a fortalecer la economía nacional y hacerla menos dependiente energéticamente de los países del entorno.

La electrificación de la movilidad es un paso clave para el futuro económico del país.
La electrificación de la movilidad es un paso clave para el futuro económico del país.
26/08/2025 14:00
Actualizado a 26/08/2025 14:00

La lucha contra el cambio climático se ha planteado muchas veces como un movimiento ecologista. Sin embargo, para un país como España, que no tiene reservas de combustibles fósiles, que debe importar el 100% del petróleo y el gas que consume, el razonamiento no es únicamente con la “eco” de ecologista, sino mayormente con la “eco” de economía.

Hemos logrado importantes avances en la descarbonización del sistema eléctrico, donde en 2023 se superó por primera vez el 50% de generación renovable y el pasado año rozamos el 57%. Como vemos, avanzamos firmemente hacia el objetivo marcado en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) del 81% de electricidad de origen renovable para 2030.

Sin embargo, este logro en el ámbito eléctrico contrasta con la escasa penetración de renovables (menos del 5% según el informe “El Momento de la Electrificación”) en el sector del transporte, responsable del 43% de las emisiones energéticas del país. Es aquí donde la movilidad eléctrica emerge no sólo como una herramienta clave para reducir emisiones, sino también como una palanca fundamental para consolidar la integración de energías renovables en el conjunto del sistema energético.

El papel estratégico del vehículo eléctrico 

Actualmente, la electricidad representa únicamente alrededor del 25% del consumo de energía final en España, mientras que los combustibles fósiles superan el 67%. Esta proporción debe invertirse progresivamente si queremos cumplir con los objetivos de renovables y descarbonización y, con ello, reducir nuestras importaciones de combustibles fósiles, que lastran la balanza comercial nacional. Para ello, es imprescindible generar nueva demanda eléctrica en sectores actualmente dominados por derivados del petróleo, como el transporte terrestre.

El crecimiento del parque de vehículos eléctricos no sólo beneficiaría al medioambiente, sino también a la economía. El citado informe El Momento de la Electrificación, elaborado por APPA Renovables y NTT Data, estima que una electrificación ambiciosa permitiría alcanzar un ahorro anual de 6.710 millones de euros en importaciones de combustibles fósiles, al tiempo que se reducirían 24,5 millones de toneladas de CO₂ al año para 2030. Esta doble ganancia -ambiental y económica- convierte al vehículo eléctrico en una pieza estratégica para la transición energética. Siendo esta vía, junto con la integración de biocarburantes, las dos únicas posibilidades para reducir emisiones e importaciones en este sector.

Las tres claves para el despliegue

Pese a su potencial, el desarrollo de la movilidad eléctrica en España avanza a un ritmo insuficiente. A cierre de 2024, solo el 1,7% del parque de turismos era electrificado, muy por debajo de la media europea. Esta situación refleja la necesidad de una planificación nacional específica que elimine barreras y potencie la electrificación del transporte.

Entre las acciones prioritarias se encuentran la ampliación de la red de puntos de recarga —especialmente los de alta potencia en corredores interurbanos—, el diseño de esquemas de incentivos más atractivos y estables, y la integración del vehículo eléctrico en los planes urbanos de movilidad sostenible.

Además, el desarrollo de esta nueva movilidad debe coordinarse con una estrategia de reindustrialización verde. España cuenta con capacidades tecnológicas e industriales que podrían consolidarse si se vincula el despliegue de la electromovilidad con la producción nacional de baterías, componentes, software y servicios asociados. España debe realizar un esfuerzo para reindustrializarse, especialmente si este cambio se realiza con la transición energética en mente.

Una oportunidad que no podemos dejar pasar

La electrificación del transporte no es una moda ni un capricho tecnológico. Es una necesidad estructural para reducir nuestra dependencia energética, mejorar la calidad del aire en las ciudades, avanzar en nuestros compromisos internacionales de descarbonización y consolidar un modelo energético basado en fuentes renovables. La experiencia en el sector eléctrico ha demostrado que, cuando hay una combinación adecuada de marco normativo, apoyo institucional y apuesta empresarial, el cambio es posible y rentable.

Apostar por la integración de renovables en la movilidad, a través de la electrificación y los biocarburantes es apostar por una economía más competitiva y por un futuro más limpio. España está en condiciones de liderar esta transformación si actúa con decisión y visión estratégica.