Si bien el coche eléctrico puede ser una alternativa que todavía tiene un tramo por recorrer para convertirse en el sustituto completo del coche de combustión en los grandes desplazamientos, si existe un consenso en que es la respuesta óptima a los retos de la movilidad urbana. Sin embargo, esta percepción está perdiendo el respaldo entre los ciudadanos españoles.
Según la última radiografía del Foro de Movilidad de Alphabet, solo el 36 % de la población cree ahora que los vehículos 100 % eléctricos son la solución ideal para desplazarse en el entorno urbano, una caída de siete puntos respecto a 2024.

Las barreras del coche eléctrico siguen siendo las de siempre
Este descenso no es homogéneo por generaciones. Entre los jóvenes de 18 a 30 años, tradicionalmente más proclives a adoptar nuevas tecnologías, la proporción que ve en los eléctricos una opción urbana ha caído desde el 53 % hasta el 45 %. En los mayores de 60 años, apenas el 29 % comparte esa visión.
Los principales obstáculos que frenan la confianza en los coches eléctricos siguen siendo las mismas: precio elevado, autonomía limitada e insuficiente red de recarga. En el último sondeo del foro, el 28 % de los encuestados citó el precio como el principal motivo de rechazo, seguido por la autonomía (26 %) y la falta de puntos de carga (23 %).
Además, la infraestructura de recarga continúa siendo un desafío. Solo el 27 % de los ciudadanos cuenta con acceso a un punto de carga en su garaje privado. Más de la mitad (51 %) depende de puntos públicos o de terceros, como centros comerciales o estaciones de servicio, y un preocupante 20 % declara no tener ninguna opción de recarga accesible.
Estos datos reflejan que, pese al avance tecnológico (la autonomía ya no es un problema, aunque sí la recarga) y al aumento de la oferta en el mercado automovilístico (con la entrada de las marcas chinas hay coches eléctricos por menos de 20.000 €) muchos conductores aún perciben a los coches eléctricos como poco prácticos para el uso diario en la ciudad, sobre todo cuando se comparan con alternativas más conocidas o percibidas como menos exigentes desde el punto de vista logístico.

Más híbridos
Contrariamente a lo que cabría esperar, la disminución del interés por el coche eléctrico no se traduce en un regreso neto al motor de combustión clásica. La preferencia de compra se inclina cada vez más hacia los vehículos híbridos o híbridos enchufables.
Según el mismo Foro de Movilidad de Alphabet, aproximadamente el 54 % de los españoles elegiría un híbrido o híbrido enchufable frente a solo un 8 % que optaría por un coche 100 % eléctrico.
Este desplazamiento muestra que, para muchos usuarios, la transición hacia tecnologías más limpias pasa por opciones intermedias que combinan motor térmico y electrificación, mitigando tanto la ansiedad por la autonomía como las preocupaciones por la infraestructura de recarga.
Al mismo tiempo, la micromovilidad eléctrica (bicicletas, patinetes o motos eléctricas) y el desplazamiento a pie están ganando protagonismo. En 2025, uno de cada cuatro ciudadanos utiliza de forma habitual algún tipo de transporte de micromovilidad, un incremento de tres puntos con respecto al año anterior.
La popularidad de estas opciones es especialmente marcada entre los más jóvenes: el 30 % usa patinete eléctrico y el 20 % bicicleta eléctrica con regularidad. En contraste, solo el 8 % de los mayores de 60 años recurre a estos modos de transporte.
Transporte público y hábitos de desplazamiento
Mientras la confianza en el coche eléctrico se erosiona, el transporte público sigue siendo un pilar de la movilidad urbana en España. El 44 % de los ciudadanos utiliza el autobús con frecuencia y el 29 % el metro, cifras similares a las de 2024.
Entre los jóvenes, el transporte colectivo compite de tú a tú con el coche: más de la mitad (56 %) usa regularmente el autobús y el 40% el metro.
El desplazamiento a pie, por su parte, se mantiene como el modo de movilidad dominante a nivel nacional, con el 65 % de los españoles declarando que camina de forma habitual.
Un momento de inflexión para la movilidad sostenible
Los datos recientes apuntan a que la transición hacia una movilidad urbana plenamente eléctrica en España no está ocurriendo de forma lineal ni uniforme. Según este informe, aunque los vehículos eléctricos continúan creciendo en términos absolutos, su aceptación social como solución clara para los desplazamientos urbanos está perdiendo fuerza.
No obstante, esta visión puede contradecirse con otros datos que apuntan a una demanda latente y beneficios objetivos de los coches eléctricos. Encuestas más amplias, como la de Springer Nature Link, muestran que una mayoría de consumidores europeos, incluido un importante segmento en España, reconoce los beneficios ambientales y la reducción de dependencia de combustibles fósiles que ofrecen los vehículos eléctricos, y muchos los consideran el futuro del transporte sostenible.
Además, otros estudios señalan que una parte significativa de quienes planean comprar coche en los próximos 12 meses se inclinan por modelos eléctricos, especialmente si se clarifican los ahorros en mantenimiento y coste energético a largo plazo frente al motor de combustión.
Por tanto, aunque persisten barreras de percepción y de infraestructuras, no es una realidad homogénea que los españoles rechacen el coche eléctrico: existe un interés considerable que podría materializarse con mejores políticas de información, incentivos económicos eficaces y una red de recarga más accesible y extensa.