BYD ha dado un nuevo paso en su estrategia de electrificación al poner en marcha un sistema que permite a los propietarios de sus vehículos eléctricos compartir sus cargadores domésticos con otros usuarios de la marca a través de su aplicación oficial. La iniciativa, que recuerda al modelo colaborativo popularizado por plataformas como Airbnb, busca ampliar la disponibilidad de puntos de recarga sin necesidad de esperar a que crezca la infraestructura pública.
La idea es sencilla pero ambiciosa: aprovechar los cargadores residenciales ya instalados, que en muchos casos permanecen sin uso durante buena parte del día, para convertirlos en una red semiprivada accesible a otros conductores de BYD. De este modo, un usuario puede poner su cargador a disposición cuando está fuera de casa o en horario laboral y obtener una compensación económica por ello.
Un sistema gestionado desde la app

El servicio está completamente integrado en la aplicación de BYD. A través de ella, el propietario del cargador puede definir la disponibilidad, el precio por kilovatio-hora y las condiciones de uso. Los conductores interesados pueden localizar estos puntos de carga, contactar con el propietario y gestionar el pago sin salir del ecosistema digital de la marca.
A diferencia de otras propuestas similares vistas en el mercado chino, BYD ha apostado por una solución que combina pagos desde la app con un lector de tarjetas integrado en el propio cargador, lo que facilita el acceso a usuarios menos familiarizados con los pagos exclusivamente digitales y amplía las posibilidades de uso.
Una idea conocida, pero mejor integrada

El concepto de compartir cargadores no es completamente nuevo. Marcas como Nio o XPeng ya han experimentado con sistemas parecidos, aunque con un grado de integración más limitado. En el caso de XPeng, por ejemplo, los propietarios pueden fijar precios distintos según la franja horaria para adaptarse al coste de la electricidad, pero el sistema depende únicamente del pago automático desde la aplicación.
BYD busca diferenciarse con una experiencia más pulida y accesible, reforzada por su amplio parque de vehículos eléctricos y por una estrategia que prioriza soluciones prácticas para el día a día del usuario.
Aliviar la presión sobre la recarga pública
La iniciativa llega en un contexto en el que la expansión de la movilidad eléctrica sigue chocando con la falta de puntos de recarga suficientes, especialmente en zonas urbanas densas o en trayectos interurbanos. Con este sistema, BYD no sustituye a la infraestructura pública, pero sí crea una red complementaria que puede resultar especialmente útil en entornos residenciales, aparcamientos privados, edificios de oficinas, centros educativos o instalaciones que permanecen vacías durante gran parte del día.
Además, el modelo fomenta una economía colaborativa dentro de la propia comunidad de usuarios de la marca, reforzando el vínculo entre fabricante y cliente.
¿Un modelo exportable a otros mercados?
Aunque por ahora el sistema se ha lanzado en China, la propuesta abre el debate sobre su posible aplicación en otros países. En mercados como Europa o Estados Unidos, donde ya existen plataformas independientes para compartir puntos de carga domésticos, una solución integrada directamente por el fabricante podría suponer una ventaja competitiva, especialmente para marcas que buscan impulsar la adopción de sus vehículos eléctricos.
Con este movimiento, BYD demuestra que su apuesta por la electrificación va más allá del vehículo en sí y se extiende a todo el ecosistema de uso, explorando nuevas fórmulas para facilitar la recarga y reducir una de las principales barreras percibidas por los conductores.