Porsche sorprendió en el IAA Mobility de Múnich al enseñar en público la tecnología de su nuevo Porsche Cayenne eléctrico: el sistema de carga inalámbrica por inducción. Una propuesta que traslada al automóvil la experiencia de “dejar y cargar” que ya es habitual en móviles y relojes inteligentes.
El conductor simplemente tiene que aparcar sobre una placa en el suelo y la energía comienza a transferirse sin conectar ningún cable. El objetivo es reducir fricciones en el uso diario del coche eléctrico y eliminar uno de los gestos que más reticencias genera entre ciertos usuarios.
No requiere obra eléctrica y admite hasta 11 kW de carga
Porsche sitúa esta solución en el ámbito doméstico, ya que es una opción de fábrica pensada para garajes privados o plazas propias. La potencia anunciada para el sistema es de hasta 11 kW en corriente alterna (CA), suficiente para recuperar por la noche una batería grande a ritmos similares a un Wallbox convencional de 11 kW. La eficiencia declarada alcanza hasta el 90% de la energía transferida desde la red a la batería, una cifra competitiva para un sistema inalámbrico y clave para no “tirar” electricidad frente al cable tradicional.
Durante la demostración, Porsche mostró un guiado en el propio vehículo que ayuda a alinear con precisión la bobina del coche sobre la de la placa. Para reforzar el argumento, Michael Schaetzle, vicepresidente de la línea de modelos Cayenne, resumió con unas declaraciones a Newsweek por qué la marca alemana ha apostado por esta tecnología: "No queremos darles a los clientes una excusa para no comprar un coche eléctrico. Hay mucha gente a la que no le gusta poner el cable en el coche".
La placa de suelo que enseño Porsche pesa en torno a 50 kilogramos y presenta unas dimensiones aproximadas de 117 centímetros de largo, 78 de ancho y 6 de alto. El fabricante indica que puede instalarse en interior o al aire libre y que es una unidad autónoma que se conecta a un enchufe de pared. En la práctica, el usuario deberá respetar la normativa local y la potencia contratada, como sucede con cualquier punto de carga. La novedad aquí es que el conjunto llega empaquetado “llave en mano”, sin necesidad de una obra eléctrica compleja si la instalación ya admite 11 kW en monofásica/trifásica según mercado.
En su presentación, Porsche dejó claro que la carga inalámbrica no sustituye a la infraestructura pública rápida. El Cayenne eléctrico mantendrá carga en corriente continua (CC) de 400 kW, lo que supone recuperar 300 kilómetros de autonomía en 10 minutos. En casa, el sistema inductivo cubre el 80–90% de usos reales: llegas, aparcas y te olvidas.
El movimiento de Porsche contrasta con voces más escépticas del sector. En declaraciones recogidas por Newsweek, el entonces CEO de Volvo, Håkan Samuelsson, calificó la idea de “cargar como un smartphone” como moda pasajera, priorizando otras soluciones de mayor impacto para acelerar la adopción del eléctrico. Sin embargo, este debate no es nuevo, ya que BMW presentó en 2018 un sistema inductivo para el 530e que no pasó a gran escala.
Aunque aún no hay datos finales, se espera que el nuevo Cayenne eléctrico también apunte alto en sus datos y prestaciones. En concreto, se prevé una autonomía eléctrica por encima de los 600 kilómetros gracias a una gran batería de 108 kWh de capacidad neta, y que algunas versiones lleguen a ofrecer hasta 1.000 caballos de potencia.