El director financiero de Volvo, contundente: "La marca solo será 100% eléctrica cuando los clientes estén preparados"

Volvo rebaja su plan para 2030, se apoya en los híbridos enchufables y prioriza margen y rentabilidad ante una demanda más débil de los coches eléctricos.

Director financiero Volvo
La compañía ha rebajado su objetivo de ser una marca 100% eléctrica en 2030.
19/11/2025 07:00
Actualizado a 19/11/2025 07:00

Volvo ha pasado en apenas tres años de ser uno de los fabricantes más ambiciosos con los plazos del coche eléctrico a adoptar un discurso mucho más pragmático. La compañía sueca ha rebajado en la práctica su objetivo de ser una marca 100% eléctrica en 2030 y ahora habla de una horquilla de entre el 90% y el 100% de sus ventas globales compuesta por modelos electrificados (eléctricos puros y enchufables) a final de la década.

En una entrevista con Reuters, Fredrik Hansson, director financiero de Volvo Cars, ha hecho unas declaraciones en esta línea: “Estamos listos para ser eléctricos cuando nuestros clientes lo estén. Pero también sabemos que el desarrollo es diferente en cada región. Por eso necesitamos un puente más largo”.

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El CFO de Volvo: "También sabemos que el desarrollo es diferente en cada región".

Un giro financiero y de calendario

Las palabras de Hansson llegan en un contexto donde Volvo acaba de fijarse un objetivo de margen operativo de más del 8% a largo plazo, frente al 5,6% registrado el año pasado, apoyado en un plan de recorte de costes de 1.900 millones de dólares (unos 1.634 millones de euros) y en una cooperación mucho más estrecha con su accionista mayoritario, Geely.

El fabricante sueco reconoce que aquel plan de ir al 100% eléctrico en 2030 ya no encaja con la realidad actual del mercado, marcada por una demanda de eléctricos más débil de lo previsto, una infraestructura de recarga que avanza despacio y un entorno de tipos de interés altos que encarece las financiaciones.

Ese cambio de paso ya se había plasmado en 2024, cuando Volvo anunció que abandonaba formalmente el objetivo de vender solo coches eléctricos en 2030 y lo sustituía por una meta más flexible: entre el 90% y el 100% de sus ventas globales serán modelos “electrificados”, es decir, eléctricos puros o híbridos enchufables, dejando hasta un 10% de margen para híbridos ligeros. La empresa asume así que la electrificación no será lineal y que no todos los mercados avanzan al mismo ritmo ni tienen el mismo poder adquisitivo ni la misma infraestructura.

La responsable global de sostenibilidad de Volvo, Vanessa Butani, ya había preparado el terreno un año antes, cuando reconoció que el fabricante había tenido que “reducir las ambiciones” de ser 100% eléctrico en 2030 porque, aunque la compañía se veía lista para ello, “el mercado no está realmente con nosotros”.

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Volvo cuenta en su gama varios modelos eléctricos, como el ES90 (imagen).

Al mismo tiempo, el grupo no renuncia a sus compromisos climáticos. Volvo mantiene el objetivo de que entre el 90% y el 100% de sus ventas sean electrificadas en 2030, y de reducir de forma significativa las emisiones de CO2 por coche vendido respecto a 2018, aunque ha rebajado ligeramente la ambición de esa reducción frente a sus primeros planes. También sigue defendiendo públicamente que la Unión Europea mantenga intacto el objetivo de vender solo vehículos de cero emisiones en 2035, un calendario que considera alcanzable siempre que haya estabilidad regulatoria y apoyo a la infraestructura.

El giro de Volvo no es un caso aislado, sino un síntoma de lo que está ocurriendo en buena parte de la industria. Mercedes-Benz ha dejado de hablar de ser 100% eléctrica en 2030 y ahora se limita a decir que “estará preparada” si el mercado y la regulación acompañan; Ford ha retrasado inversiones en nuevas plantas de eléctricos en Europa y Estados Unidos; o Volkswagen ha rebajado el ritmo de lanzamientos eléctricos en Europa mientras refuerza su oferta de híbridos e híbridos enchufables.