Así es por dentro la Volkswagen Driving Experience: circuito, 4x4, eléctricos y mucha diversión

Volkswagen ha celebrado en el Jarama el 20º aniversario de su Driving Experience, un programa con varios cursos de conducción destinados a mejorar la seguridad y reducir la siniestralidad.

La Volkswagen Driving Experience ofrece cursos off-road y en asfalto con modelos de toda la gama.
La Volkswagen Driving Experience ofrece cursos off-road y en asfalto con modelos de toda la gama.
07/06/2023 15:30
Actualizado a 07/06/2023 15:30

La escuela de conducción Volkswagen Driving Experience nació en 2003 como un programa de formación dirigido a la red comercial, pero la experiencia tuvo tanto éxito que la marca decidió hacer el evento extensivo a los clientes de la marca y, más tarde, también a los no clientes que estuvieran interesados. Es decir, a todo el público. El objetivo con la red comercial era que los empleados conocieran las últimas tecnologías y sistemas de seguridad de los coches que vendían, pero ha ido mutando hasta convertirse en un programa con distintos cursos de conducción para mejorar la seguridad al volante. Ahora se cumplen veinte años de esta escuela de conducción y la marca lo ha celebrado por todo lo alto en el circuito del Jarama.

Volkswagen nos citó a primera hora de la mañana en el Jarama en un día en que el cielo no daba señales claras de que nos fuese a dejar la pista seca para exprimir todo el potencial de los coches. Porque, no nos engañemos, uno llega pensando casi exclusivamente en el momento de entrar a pista, aunque luego descubra que había preparadas otras actividades igual de interesantes o más.

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A modo de bienvenida, Volkswagen tenía expuestos tres de sus modelos más emblemáticos.

A modo de bienvenida, como quien decora la entradilla de su casa, había expuestos un Volkswagen Beetle, un Golf de primera generación y una preciosa T1 de color blanco y turquesa. La marca los denomina "sus iconos". Enfrente de ellos estaban sus homólogos modernos: un ID.3, un Golf R y una ID. Buzz. 

La Escuela de Conducción Volkswagen ofrece cursos específicos en asfalto, en hielo y nieve, tierra (conducción 4x4), la Escuela ID. con cursos de conducción específicos para coches eléctricos, la Escuela R y Escuela GTI con los modelos más deportivos de la marca e incluso clases privadas para cada cliente (One to One).

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Luis Moya, bicampeón del mundo de rallyes, es embajador de la marca y de la escuela.

Está dirigida tanto a conductores experimentados como a jóvenes que acaban de recibir su permiso de conducir. El objetivo es siempre el mismo: reducir los accidentes de tráfico a través de la mejora de la técnica de conducción con formación teórica y práctica. Desde sus inicios, más de 33.000 personas han pasado por la escuela.

Para ello cuenta con un equipo de instructores de primer nivel (y no es un decir): pilotos profesionales entre los que hay multitud de campeones de diversas categorías. Abanderando a todo este equipo está Luis Moya, bicampeón del mundo de rallies con Carlos Sainz, y embajador de la marca.

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El Mickey Mouse es siempre una de las pruebas más divertidas.

Lo que nosotros íbamos a hacer esta jornada era algo parecido, aunque no idéntico, al paquete Race Tour, en el que se hace un poco de todo. Nuestra primera prueba fue un Mickey Mouse a los mandos de un Volkswagen Polo GTI. El objetivo, el de siempre en estos casos: ser el más rápido sin derribar ningún cono. Lo hacen dos coches a la vez, en dos circuitos paralelos, así que podéis imaginar que los piques estaban a la orden del día. El ganador de cada enfrentamiento pasaba a la siguiente ronda, así sucesivamente hasta llegar a la final. 

La jornada empezó de manera muy intensa, poniendo a prueba los reflejos y la agilidad de las manos para trazar de manera rápida y con precisión quirúrgica. Así que, para rebajar tensiones, la siguiente actividad fue una demostración de los asistentes a la conducción y de seguridad, como el control de crucero adaptativo (ACC) y el sistema de aparcamiento autónomo. Este último incorpora un nivel de autonomía tal que permite reconocer un hueco a varias decenas de metros: el coche lo identifica desde la distancia y es capaz de desplazarse hasta él de manera autónoma, eso sí, a una velocidad bastante lenta. Una vez en el sitio, procede a la maniobra de aparcamiento.

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Laura Ros, directora general de Volkswagen España, destacó la importancia de la escuela para la seguridad vial.

Llegados a este punto, el cielo seguía parcialmente nublado, pero parecía estar dispuesto a darnos más sol que lluvia. Con esta previsión, llegó el turno de meternos en el exigente trazado del Jarama. Un circuito tan exigente a nivel técnico como divertido. Empezamos a los mandos de un Volkswagen T-Roc R, uno de los SUV compactos más prestacionales del mercado. 

Tras varias vueltas al circuito y una última para refrigerar los frenos, llegaban los fuegos de artificio de esta jornada. Era el turno de conducir el Volkswagen Golf R 20 Aniversario con 333 caballos, el Golf más caro y rápido de la historia, con el que llegamos a alcanzar 214 km/h en la recta principal. A nuestro lado, como en el resto de pruebas, un monitor de la escuela nos iba dando indicaciones siempre didácticas y enriquecedoras, no sólo para hacer una mejor trazada, sino para entender mejor la dinámica del vehículo, las transferencias de pesos y corregir algunos fallos en nuestra técnica de cara a optimizar el comportamiento en curva.

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Los instructores de la escuela son pilotos profesionales con mucha trayectoria en competición.

Las carreteras públicas no son un circuito, lógicamente, pero los aprendizajes del circuito sirven para trasladarlos luego al día a día y hacer una conducción más segura en todo tipo de situaciones. "Creemos que la formación es una de las mejores herramientas para lograr una reducción de la siniestralidad y avanzar en el objetivo cero accidentes”, explica Laura Ros, directora general de Volkswagen España.

Tras haber probado los modelos R, era el turno de la electrificación. Primero, con un Volkswagen ID.5 GTX, un SUV eléctrico de 299 caballos y tracción total con el que, evidentemente, había que cambiar el chip. El ID.5 GTX es un coche casi 700 kilos más pesado que el Golf R 20 Aniversario y con un tacto de conducción radicalmente diferente. La dirección es mucho más suave, la mordida de los frenos es totalmente diferente y también lo es el paso por curva. No obstante, se ve muy favorecido por el bajo centro de gravedad, consecuencia de llevar la batería en la parte baja del vehículo.

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El ID.5 GTX, a su paso por la línea de meta.

En la recta de meta, antes de la primera curva en Nuvolari, hay que frenar mucho antes (a pesar de ir más lentos) y, en líneas generales, ser menos agresivo. El Golf R 20 Aniversario resiste cualquier envite, pero no son comparables. Como curiosidad, por si alguna vez te has preguntado cuánto gasta un eléctrico en circuito, en las dos vueltas que hice a fondo con él, la autonomía del ordenador bajó 34 kilómetros habiendo recorrido menos de 8 (el Jarama tiene 3,85 kilómetros de longitud). Nuestro ID.5 GTX marcaba un consumo medio de 61 kWh/100 km, aunque aquí van incluidas las vueltas de refrigeración, que se hacen a 50-55 km/h.

Antes de pasar a la conducción todoterreno, todavía nos quedaban varias vueltas con el Arteon Shooting Brake híbrido enchufable. Una berlina de silueta deportiva muy atractiva, con 218 CV de potencia total entre su motor 2.0 TSI de gasolina y la parte eléctrica. Había probado anteriormente este coche en vías públicas y me había dejado buen sabor de boca, pero en circuito me sorprendió. Gira muy plano, con poco balanceo y es poco subvirador. El tacto del freno sigue siendo un punto mejorable cuando quieres dosificar la frenada con precisión, aunque no es el tipo de coche que el cliente meterá en circuito.

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Aunque no es un auténtico todoterreno, el Tiguan es bastante capaz fuera del asfalto.

El colofón del día lo puso una incursión en el 4x4 con el Tiguan y el Touareg. Mientras el Tiguan no deja de ser un SUV con unas capacidades decentes en las manos apropiadas, el Touareg es un auténtico portento de tecnología capaz de sacarte de apuros realmente complicados. Puedes quedarte completamente parado en un cruce de puentes, en medio de una cuesta arriba y el coche saldrá hacia delante sin caer ni un centímetro.

En otro ejercicio, llegamos a inclinarnos 30º lateralmente (se dice pronto, pero desde dentro empieza a asustar) con algo de barro y pendiente positiva. Por unos momentos, no parecía posible que fuese a salir de ahí, pero el instructor que iba a mi lado me pidió hacer un ejercicio de fe: debía mantener el coche a 2.000 rpm, el volante recto (por raro que pueda sonar cuando estás de costado) y dejar que la electrónica hiciese su trabajo. Hubo momentos en que mi fe puso en duda el poder divino de la electrónica, pero unos segundos después, el coche empezó a traccionar y salió (salimos) del atolladero. 

Antes de que nos diésemos cuenta, habíamos completado todas las actividades y estábamos comiendo unas salchichas de Volkswagen, el producto más vendido de la marca (por delante de cualquier coche). Uno acaba con la sensación de haber vivido una jornada divertida, sin duda, pero sobre todo enriquecedora: todos los instructores te enseñan algo y te ayudan a mejorar algún aspecto de tu conducción, ya sea en asfalto o en el campo. Como en cualquier aspecto de la vida, el aprendizaje y la formación continua son claves, también a la hora de conducir.

Sobre la firma
foto Diego Gutierrez
Diego Gutiérrez

Redactor y probador de Híbridos y Eléctricos, desde 2019 cubriendo la actualidad del sector de los vehículos eléctricos y la movilidad sostenible.