Incentivos fiscales y movilidad eléctrica o cómo transformar en recompensa lo que hoy es imposición

La experiencia de países como Noruega o Portugal demuestra hasta qué punto la fiscalidad puede ser una herramienta eficaz en el impulso de la movilidad eléctrica.

Implementar incentivos fiscales contribuye a impulsar la movilidad eléctrica.
Implementar incentivos fiscales contribuye a impulsar la movilidad eléctrica.
09/09/2025 14:00
Actualizado a 09/09/2025 14:00

Noruega y Portugal son dos mercados europeos recurrentes a la hora de hablar de casos de éxito en la movilidad eléctrica, debido a su óptima tasa de penetración del vehículo eléctrico, cuando los medios analizan la evolución de la automoción en España. Pero los noruegos y los portugueses no son más inteligentes ni más osados que los españoles, y su conciencia ecológica se encuentra en el mismo lugar que la del resto de la humanidad: por debajo del bolsillo.

La clave que ha servido de estímulo para que estos dos países -y algunos otros más- incrementen su cuota de vehículos eléctricos está en el ahorro económico que perciben sus ciudadanos, derivado de una fiscalidad mucho más acertada y efectiva que la que tenemos en España para la movilidad eléctrica.

Según el reciente informe de ChargeUp Europe "2025: Insights into the European EV charging industry", a pesar de los vaivenes políticos y de la introducción de cierta flexibilidad en el calendario de aplicación de la normativa CAFE (Clean Air for Europe) para los fabricantes de automóviles, la demanda de vehículos eléctricos sigue siendo sólida en Europa, con una cifra de 900.000 unidades vendidas en el primer trimestre de 2025.

En este sentido, si se mantiene este ritmo de crecimiento, los coches eléctricos están en camino de representar cerca de un tercio del parque de automóviles de la Unión Europea, a medida que nuevas marcas y modelos más asequibles vayan entrando en el mercado, como viene sucediendo ya desde el pasado año.

Pero ese crecimiento en las matriculaciones varía en función de los países que han aplicado medidas fiscales e incentivos eficientes, y que son los que registran las mayores tasas de crecimiento en el continente. Bélgica, Bulgaria o Lituania son otros países que han registrado en los últimos años incrementos significativos, junto con otros países como Suecia o Dinamarca.

En todos ellos, las ventajas fiscales para los propietarios particulares y también de flotas de empresa se han erigido un factor esencial para este impulso.

En el caso de Noruega, donde el 88,9 % de los coches nuevos vendidos en 2024 fueron eléctricos puros, el Gobierno lleva aplicando desde hace una década políticas fiscales favorables para impulsar la adopción de la movilidad eléctrica, como la exención total del IVA; de impuestos de importación y matriculación, e importantes descuentos en peajes y estacionamientos.

Propuesta de medidas fiscales

En este escenario, desde AEDIVE siempre hemos abogado por una reformulación de la fiscalidad a corto y medio plazo para impulsar la descarbonización en el transporte, atendiendo también al principio de que los vehículos más contaminantes tengan que afrontar una mayor carga tributaria.

Algunas de las medidas que podrían contribuir a una mayor tasa de matriculaciones de vehículos eléctricos son:

Impuesto de circulación

Esta tasa se ha quedado completamente desactualizada en lo que respecta a los tipos impositivos en la matriculación de un vehículo sobre la base de sus emisiones. De hecho, más del 70% de vehículos contaminantes actualmente no lo abona, dado que el impuesto fue aprobado en 2007, cuando aún se aplicaba el anterior sistema de homologación de emisiones (NEDC). El actual sistema de homologación es el denominado WTLP ("Procedimiento Mundial Armonizado para Pruebas de Vehículos Ligeros").

Por ello, AEDIVE propone modificar el alcance del impuesto de matriculación mediante dos medidas fundamentales:

  • La aplicación de la exención del impuesto únicamente a vehículos 0 emisiones (que emitan 0 gramos/CO2/km).  Hoy en día también la llevan los vehículos eléctricos de autonomía extendida, que cuentan con un motor eléctrico y un motor de combustión interna, y los vehículos híbridos enchufables (PHEV) con autonomía eléctrica mínima de 40 km.
  • La segunda es aplicar nuevos tramos impositivos acordes al actual sistema de homologación (WLTP), para garantizar la efectividad del impuesto.

Impuesto de Valor Añadido (IVA)

Este impuesto es uno de los factores que más nos diferencia de nuestro vecino Portugal, que cuenta con una deducción del 100% del IVA para empresas en la adquisición de vehículos eléctricos puros (BEV) y también en los híbridos enchufables (PHEV). Gracias a ello, en 2024 un porcentaje del 33% de los vehículos matriculados en el país luso correspondió a vehículos electrificados.

En AEDIVE, por ello, defendemos una medida similar, aplicable directamente sobre el precio de compra y compatible con la percepción de otras ayudas, como el Plan MOVES.

IAE (Impuesto Actividades Económicas)

En la actualidad, la infraestructura de recarga eléctrica está doblemente gravada por el IAE, con una cuota mínima municipal a pagar por el titular y con una cuota nacional a pagar por el propietario (según se regula en el epígrafe 664.2 del RD Legislativo 1175/1990, que regula las tarifas de dicho impuesto).

Esta tasa afecta de manera considerable a edificios no residenciales como supermercados, centros comerciales y establecimientos con grandes superficies para el aparcamiento de vehículos, que, además, deben cumplir con el Real Decreto-ley 29/2021. Este establece el número de puntos de recarga para vehículos eléctricos en función del volumen de plazas de parking con que cuente el inmueble.

AEDIVE propone la eliminación de la tarifa del Impuesto Actividades Económicas a los puntos de recarga, tanto a nivel municipal como nacional, para incentivar la instalación de este tipo de infraestructuras que dan servicio al parque de vehículos electrificados.

Fiscalidad de los hidrocarburos 

Otro melón importante es la fiscalidad de los carburantes, tema complejo y controvertido en nuestro país. Un hecho incuestionable es que el diésel o la gasolina en España afrontan una menor carga impositiva que en otros países europeos en el impuesto sobre hidrocarburos. Además, los autónomos pueden desgravarse total o parcialmente el IVA si justifican el empleo de su vehículo para la actividad profesional.

La necesidad de reformular esta fiscalidad se hace evidente ya que se sigue primando tecnologías que no contribuyen a la descarbonización.

Palancas financieras

Junto con las medidas fiscales que incentiven la adquisición de vehículos eléctricos, es importante activar aquellas palancas que, desde la financiación, ayudan a acelerar el mercado. Por un lado, los CAES o certificados de ahorro energético, que ya se aplican en España al vehículo eléctrico, pero que no se han implementado aún en la adquisición de vehículos nuevos sin entregar a cambio uno de combustión.

Por otro lado, los e-credits son otra herramienta de financiación muy interesante, que ya se aplica en países como Francia, Países Bajos, Alemania o Bélgica. A través de ellos, los sujetos obligados (proveedores de combustible) pagan créditos de electricidad renovable a los operadores de recarga por el suministro de kWh libres de emisiones.

Esto supondría para algunos operadores de recarga en España un ingreso adicional, de capital privado, de más de un millón de euros y en crecimiento, en base al incremento del suministro de kWh.

Una breve conclusión

Dado que España aún tiene un parque de vehículos electrificados muy lejos de los objetivos del PNIEC a 2030 -aunque el ritmo de las nuevas matriculaciones se ha incrementado en lo que llevamos de 2025-, la fiscalidad sigue siendo una de las herramientas más efectivas y directas para influir en la toma de decisión de los usuarios, como se ha demostrado en países como Noruega, Países Bajos o Portugal.

Además, en AEDIVE estamos convencidos de que estas medidas deben acompañarse de una estrategia de comunicación clara por parte de las Administraciones Públicas. Y sería deseable una mayor estabilidad normativa, con una política de incentivos que mire al largo plazo en lugar de estar sujeta a cambios cada año.

Por último, poner el acento en las deducciones fiscales, especialmente en el ámbito empresarial, sería un elemento disruptor que sería visto con buenos ojos por empresas de flotas, logísticas y de transporte.

En definitiva, se trata de transformar en entusiasmo lo que hoy es imposición y reforzar los pilares industriales, tecnológicos y de mercado de la movilidad eléctrica con palancas de fácil implementación y eficacia probada