No pagues dos veces por instalar un punto de recarga en tu garaje

El cada vez más creciente parque automovilístico eléctrico exige más puntos de cargadores en las comunidades de edificio. Planificarlos con antelación para que sea una solución colectiva puede ahorrar muchos costes y conflictos.

La electrificación de los garajes comunitarios es una necesidad real y económica./ Foto: ChargeGuru.
La electrificación de los garajes comunitarios es una necesidad real y económica./ Foto: ChargeGuru.
12/08/2025 14:00
Actualizado a 12/08/2025 14:00

Con la creciente popularidad del vehículo eléctrico, la instalación de puntos de recarga en garajes se ha convertido en una necesidad para muchos particulares. Sin embargo, lo que a primera vista parece una solución sencilla, a menudo se convierte en un laberinto de costes y complicaciones si no se aborda desde una perspectiva colectiva.

Actualmente, es común que los propietarios con contador individual opten por una instalación particular para su punto de recarga. Esta decisión, aparentemente lógica, puede derivar en un doble desembolso a medio o largo plazo. La realidad es que muchos garajes comunitarios, especialmente los más antiguos, no están diseñados para soportar la demanda energética de múltiples puntos de recarga individuales. Hablamos de limitaciones de infraestructura eléctrica, potencia del edificio e incluso la propia distribución del espacio, que hacen inviable una electrificación masiva plaza por plaza sin una intervención profunda.

Observamos esta problemática con preocupación. Si bien una instalación individual puede parecer la vía más rápida al principio, a menudo es una solución parche que ignora la necesidad futura del conjunto de la comunidad. Cuando la demanda de puntos de recarga crezca, y lo hará, las comunidades se verán obligadas a realizar una preinstalación colectiva y una adaptación de la infraestructura existente.

En ese escenario, aquellos que ya invirtieron en una instalación individual tendrán que costear, de nuevo, la integración de su punto de recarga en el nuevo sistema colectivo, o incluso reemplazarlo por completo. Es decir, habrán pagado dos veces: una por la instalación particular inicial y otra por la adaptación a la solución comunitaria.

La clave para evitar este costoso error es la planificación y la adopción de una visión a largo plazo, apostando por una solución de recarga colectiva desde el inicio. Este enfoque estratégico implica la realización de un estudio técnico detallado que analice las necesidades presentes y, sobre todo, futuras de todos los propietarios.

El objetivo es diseñar y ejecutar una infraestructura centralizada, robusta y escalable, una especie de columna vertebral eléctrica que recorra el garaje y permita que cada vecino, cuando lo necesite, pueda conectarse a ella de forma sencilla, segura y económica, sin necesidad de duplicar inversiones ni realizar complejas obras individuales.

Esta no es una idea novedosa, sino una lección aprendida. De hecho, en otros países europeos con un mercado de vehículos eléctricos más maduro que el español, la legislación ya impone la obligación de realizar una preinstalación comunitaria antes de permitir instalaciones individuales, principalmente por estrictos motivos de seguridad.

Optar por una solución colectiva y planificada desde el principio, no solo resulta ser la opción más segura y eficiente económicamente a largo plazo para todos los particulares. Una solución de recarga colectiva incluye una preinstalación con bandejas para el cableado y la apertura de un nuevo contador para uso exclusivo de la recarga para todas las plazas de garaje con punto de recarga instalado, sin afectar a la potencia del edificio.

A medida que vaya aumentando la demanda de cargadores, se irán conectando a la solución de recarga colectiva. De este modo, se previene la aparición de conflictos futuros en la comunidad, asegura la viabilidad de la recarga para todos los vecinos por igual y, como valor añadido, revaloriza significativamente el propio garaje comunitario y el inmueble en su conjunto, al dotarlo de una infraestructura moderna y preparada para el inevitable futuro eléctrico.

En conclusión, la electrificación de los garajes comunitarios exige una visión a largo plazo que supere la conveniencia inmediata de las soluciones individuales. La elección de una instalación particular a menudo conduce a un inevitable doble desembolso a futuro, cuando la comunidad se vea obligada a realizar una adaptación colectiva. Por el contrario, apostar desde el inicio por una preinstalación comunitaria planificada es la estrategia más inteligente.