Durante más de un siglo Europa y Alemania han dominado la industria del automóvil. Desde la patente del primer coche de la historia, registrado por la actual Mercedes-Benz en 1885, los germanos han centrado toda la atención del sector. Sin embargo, la llegada de la movilidad eléctrica les ha cogido con el pie cambiado. Primero los americanos, Tesla, y ahora los chinos, les han superado en tecnología y evolución. Alemania reconoce que está por detrás en esta carrera y mete presión a Europa para evitar el fin de los motores de combustión. ¿El argumento? ¿Por qué optar por una tecnología sobre la que no tenemos el control?
No es ningún secreto que a la hora de hablar de coches eléctricos todas las miradas se dirigen a China. Los chinos controlan no sólo la tecnología, también todos y cada uno de los procesos relativos a la electromovilidad, desde el desarrollo de baterías hasta la extracción de los materiales esenciales. De hecho, la industria global teme las posibles repercusiones de una política proteccionista china. Si China corta el grifo de las materias primas el resto del mundo se queda sin suministros. Europa ha intentado por todos los medios reducir su dependencia de China, pero cada nuevo intento ha estado acompañado de un fracaso. El ejemplo más claro es Northvolt, la alternativa europea a las baterías chinas.

Europa apuesta por una tecnología que ni controla ni domina
Tras anunciar su quiebra, Europa depende más que nunca del lejano oriente y resta protagonismo a Alemania y a su vasta industria automovilística. Desde la Asociación Alemana de la Industria Automotriz (VDA), dirigida por Hildegard Müller, se ejerce cada vez más presión sobre el Parlamento Europeo para revisar todas y cada una de las medidas relativas a la contaminación del parque de vehículos. Desde la revisión de la prohibición de la normativa de 2035 a la relajación en los límites de emisiones. Cabe recordar que este mismo año Bruselas ha levantado la presión a la que se enfrentaban las marcas al prorrogar tres años la normativa de gases contaminantes.
A pesar de ello, para la VDA la medida no es suficiente. Desde Alemania quieren que Europa adelante un año la revisión de la prohibición de los motores de combustión a partir de 2035. A pesar de que el año no está siendo el mejor de la serie histórica, las matriculaciones de coches eléctricos siguen aumentando y desde Alemania temen que las cifras crezcan rápidamente y actúen en su contra. La VDA propone que la norma se revise este año y no el siguiente tal y como está programado. Ha instado a los responsables políticos de Bruselas y Berlín a permitir "flexibilidad y apertura tecnológica". Quieren que no se prohiban los motores de combustión a partir de 2035.

El argumento legítimo va acompañado de un plan de 10 puntos entre los que se incluye la revisión de la agenda y fijar un objetivo de reducción de emisiones del 90% para el 2035. También se solicita a Europa reducir las multas que tienen que pagar los fabricantes por exceder los límites de emisiones. La Asociación de Fabricantes Europeos de Automóviles (ACEA) estima en más de 15.000 millones euros las multas que las marcas tendrán que pagar. China, en cambio, no parece tener miedo a los aranceles activos desde octubre del año pasado. Cada vez más marcas desembarcan en el continente, incluyendo la presencia de cada vez más mecánicas alternativas como híbridos e híbridos enchufables.