Nadie pone en duda que las baterías de estado sólido son el próximo gran avance en materia de movilidad eléctrica. En un futuro a medio y largo plazo los coches eléctricos serán capaces de completar largas distancias sin parar y cuando lo hagan recuperarán energía tan deprisa como cualquier coche de combustión actual. Sin embargo, el mundo todavía depende de la actual generación de baterías. Existen dos corrientes filosóficas al respecto: baterías de iones de litio y baterías de litio-ferrofosfato (LFP). BYD apuesta claramente por estas últimas.
Históricamente, las baterías LFP han sido consideradas como el patito feo de la industria. Pilas de peor calidad, pero más baratas de producir. Siempre se ha pensado que sus prestaciones eran inferiores a las baterías NCM o de litio, pero con el paso de los años, con la constante evolución han demostrado que son una alternativa viable y fiable para una amplia variedad de productos eléctricos. Son más duraderas, más baratas de fabricar y, como bien se ha encargado BYD de demostrar, más seguras. Los de Shenzhen siguen y seguirán apostando por ellas durante los próximos años.

La seguridad como principal argumento de uso
La firmeza de BYD en materia energética les ha convertido en el mayor fabricante de baterías LFP del mundo. BYD no desestima el uso de baterías de estado sólido en el futuro, pero su momento no ha llegado. Li Yunfei, responsable de relaciones públicas de la marca, reitera la estrategia de las baterías LFP y destaca la seguridad como su máxima prioridad. Hace unos días, el propio Yunfei declaró públicamente que la empresa seguirá apostando por las baterías LFP. FinDreams, filial energética de la compañía, ha logrado grandes avances en la materia. Hoy, las baterías LFP permiten autonomías superiores a los 600 kilómetros (ciclo CLTC). En un futuro podrían ser hasta de 1.000 kilómetros.
La apuesta de BYD por las baterías LFP se debe a varios factores. El primero es la seguridad. Los materiales LFP poseen una alta estabilidad térmica, mientras que las baterías de litio ternarias pueden incendiarse en pruebas de penetración con clavos. La batería Blade de BYD garantiza la ausencia de humo y fuego, respaldada por datos de millones de vehículos con cero incidentes de combustión espontánea. Aunque son pocos los coches eléctricos que salen ardiendo, el fuego es uno de los mayores factores de riesgo a la hora de circular con un vehículo eléctrico.

En segundo lugar, BYD destaca la ventaja en costes y cadena de suministro. Las baterías LFP no dependen de metales costosos como el cobalto o el níquel. En 2025, su precio medio rondará los 380 yuanes/kWh (46,11 €/kWh), frente a los 550 yuanes/kWh (66,74 €/kWh) del litio para baterías ternarias. Además, las reservas nacionales de fósforo y hierro son abundantes, lo que reduce la vulnerabilidad del suministro a las limitaciones externas. La firme apuesta de BYD con respecto a las baterías LFP ha obligado a empresas rivales a considerarlas. CATL, el mayor fabricante de baterías del mundo, ya ha declarado su intención. Pronto abrirá una fábrica en España, en las instalaciones de Stellantis en Zaragoza.