La imagen de las tropas imperiales persiguiendo a Luke Skywalker y la Princesa Leia a lomos de sus vertiginosos speeders en el bosque de Endor, una de las secuencias más icónicas de El Retorno del Jedi, ha dejado de ser una fantasía de George Lucas para convertirse en un proyecto viable de ingeniería. Las aeromotos o 'hoverbikes' están aquí, redefiniendo el concepto de vehículo personal, a medio camino entre una motocicleta, un dron tripulado y, en algunos casos, un pequeño helicóptero.
Estos ingenios voladores, que se elevan a varios metros del suelo, se presentan como una doble solución: por un lado, una vía de escape a la congestión metropolitana y, por otro, herramientas cruciales para misiones de rescate, transporte de alto valor (como órganos o documentos urgentes) o el acceso rápido a zonas de catástrofe. No obstante, su inminente expansión plantea un desafío regulatorio clave: cómo gestionar el tráfico aéreo de estas nuevas aeronaves ultraligeras.

Una nueva movilidad personal por los aires
La carrera por dominar este nicho de mercado de despegue y aterrizaje vertical eléctrico (eVTOL) está en pleno auge, con ingenieros y compañías de todo el mundo compitiendo con audaces prototipos.
En este panorama, destaca el polaco Tomasz Patan, fundador de Jetson One & Volonaut. Este ingeniero, originario de Gdansk, plasma su creatividad en el Volonaut Airbike, un espectacular híbrido de dron y moto eléctrica. Diseñada para el transporte individual aéreo, la Airbike sobresale por su tamaño compacto y la ausencia de hélices giratorias expuestas, lo que facilita su maniobrabilidad en espacios reducidos.
Controlada por un ordenador de vuelo que monitoriza cada detalle, y utilizando propulsión con turbinas a reacción y fibra de carbono, esta aeronave ultraligera promete hasta 40 minutos de autonomía y puede alcanzar velocidades de hasta 200 km/h. La exclusividad y la tecnología tienen un precio, ya que su coste de lanzamiento ronda los 900.000 euros, con reservas ya en marcha para una posible producción cíclica en 2026.
Pero Patan no es el único pionero. Desde Japón llegó el XTurismo de Aerwins, una 'hoverbike' impulsada por un motor de gasolina y rotores eléctricos que ofrece unos 40 minutos de vuelo y una velocidad máxima de 100 km/h. A pesar de su precio cercano a los 780.000 euros, su uso ha quedado de momento restringido a zonas controladas, a la espera de una normativa que autorice su circulación. Con un peso en vacío de 300 kg, esta aeronave soporta un piloto de hasta 100 kg.
Otras propuestas y otros precios
El mercado de las aeromotos muestra una gran variedad de diseños, propulsores y costes:
- Skyrider X1 (China): Presentada en el CES de Las Vegas por la empresa Rictor (con sede en Nanjing), la Skyrider X1 es una moto que se transforma en dron o pequeño helicóptero. Ofrece vuelos de hasta 40 minutos y alcanza los 100 km/h. Su punto fuerte es el precio, sensiblemente más atractivo que el de sus competidores, rondando los 70.000 euros, convirtiéndola en una de las opciones más asequibles de este segmento de lujo.
- Airwolf (República Checa): Desde Europa, la compañía UDX ha desarrollado la Airwolf, una aeronave biplaza con un diseño futurista basado en cuatro ventiladores móviles que ha llegado a alcanzar los 230 km/h.
- LMV 496 (Francia): La empresa Lazareth creó la espectacular LMV 496, una motocicleta voladora con motor Lamborghini. Se convierte en un dron gracias a seis turbinas jet que otorgan hasta 1300 CV de potencia. Sin embargo, su gran hándicap fue una autonomía de vuelo muy limitada, de apenas unos diez minutos, con un coste de cerca de medio millón de euros.
- Speeder (EE. UU.): Cruzando el Atlántico, JetPack Aviation trabaja en la Speeder, una de las aeronaves a reacción más pequeñas jamás concebidas, impulsada por ocho motores. Promete una velocidad aérea de hasta 240 km/h y una autonomía de entre 10 y 22 minutos, según las condiciones. Si bien su primer destino podría ser el uso militar, se espera que una versión recreativa pueda convertirse en una de las primeras 'hoverbikes' legales en el país, redefiniendo la movilidad y reduciendo potencialmente la huella de carbono en las urbes.

El obstáculo de la regulación
La materialziación de estas aeronaves se enfrenta, inexorablemente, al factor de la regulación aérea. Mientras algunas, como la Jetson One, ya se clasifican como aeronaves ultraligeras en países como EE. UU., evitando la necesidad de una licencia de piloto completa, la adopción masiva de estos vehículos dependerá de la capacidad de las autoridades para homologarlas y garantizar un tráfico aéreo seguro en los entornos urbanos y rurales.
De momento, las 'hoverbikes' nos ofrecen un emocionante vistazo al futuro, prometiendo no solo desafiar la gravedad, sino también aliviar las congestiones metropolitanas y elevar la circulación a un nuevo nivel, acercando la ciencia ficción a la vida cotidiana de un modo trepidante y vertiginoso.