Como los híbridos enchufables, los coches eléctricos de autonomía extendida pueden “empujar a la industria a un callejón sin salida”

Los vehículos eléctricos de autonomía extendida (EREV) podrían ser la próxima gran tendencia en la industria automotriz, pero este estudio advierte de los riesgos que implica.

mazda ez 60 erev
Los vehículos con tecnología EREV pueden contaminar tanto como los de gasolina si no se hace un uso adecuado.
21/10/2025 08:00
Actualizado a 21/10/2025 08:00

Con la posible desaceleración de las ventas de coches eléctricos ante la expiración del crédito fiscal de 7.500 dólares en EEUU (similar al Plan Moves español) y la falta de claridad y firmeza de las políticas de descarbonización en Europa , los EREV (coches eléctricos de autonomía extendedia) emergen como una alternativa que podría revitalizar el mercado. Estos vehículos funcionan con un sistema eléctrico completo (batería y motor de tracción) pero incorporan un motor de combustión que actúa únicamente como generador para recargar la batería.

La idea es eliminar la ansiedad por la autonomía sin renunciar a la experiencia eléctrica. Sin embargo, no todos están convencidos de que esta tecnología sea el futuro.

Críticas desde Europa: “una tecnología de transición que puede frenar el progreso”

leapmotor d19 erev
Proliferan las versiones EREV, especialmente llegadas desde China.

La organización europea Transport & Environment (T&E) advierte que los EREV en China emiten casi lo mismo que los coches de gasolina una vez que sus baterías se agotan. En su reciente estudio, T&E señala que, aunque estos modelos tienen mayor autonomía eléctrica, motores más potentes y carga rápida, comparten los mismos defectos de los híbridos enchufables (PHEV): depósitos grandes y motores de combustión sobredimensionados que fomentan el uso del motor térmico en lugar del eléctrico.

“El riesgo es prolongar la vida de la combustión y empujar a la industria a un callejón sin salida.”, subraya el citado informe.

Según los analistas, el éxito de los EREV chinos radica en que los conductores usan el modo eléctrico el 70% del tiempo, gracias a una red de carga masiva y hábitos consolidados. En Europa y Estados Unidos, donde el acceso a cargadores aún es limitado, el resultado podría ser el opuesto: más gasolina, más emisiones y menos beneficios climáticos.

EEUU prepara una reducción arancelaria para la industria automotriz

changal erev
China quiere controlar un poco más su industria del coche eléctrico.

En paralelo, la administración Trump evalúa extender por cinco años un acuerdo que reduce los aranceles sobre piezas importadas, según fuentes de Bloomberg. La medida sería un respiro para fabricantes como Ford, GM y Stellantis, que enfrentan altos costes de electrificación y márgenes presionados por la inflación y los nuevos desarrollos en baterías.

China endurece sus controles sobre la exportación de tecnología de baterías

Otro factor clave llega desde Asia: China impondrá restricciones a la exportación de materiales críticos y tecnologías de baterías el próximo mes, de acuerdo a la informaciones de las que nos hicimos eco hace unos días.

El gigante asiático no solo domina la producción global de baterías de ion-litio, sino que también lidera la carrera hacia las baterías de estado sólido, capaces de alcanzar densidades energéticas de hasta 600 Wh/kg, el doble que las actuales. Estas mejoras permitirían mayor autonomía, carga ultrarrápida y más seguridad, pero la decisión de Pekín de mantener la tecnología dentro de sus fronteras podría retrasar el avance occidental.

El futuro de los EREV: ¿solución puente o retroceso?

Fabricantes como Volkswagen, Volvo, Ram, Hyundai, Nissan y Ford ya preparan sus propios modelos EREV para antes de 2030. Sin embargo, los expertos coinciden: su éxito dependerá del comportamiento de los conductores y de las políticas que incentiven el uso del modo eléctrico.

Si los usuarios los tratan como automóviles de gasolina con “ayuda eléctrica”, el impacto ambiental podría ser nulo. Pero si aprovechan su potencial eléctrico, los EREV podrían ser la puerta de entrada hacia una movilidad más limpia sin renunciar a la practicidad.