China se está convirtiendo, si no lo es ya, es uno de los mayores agentes de la industria del motor a nivel mundial. Dentro de su impacto global, el área en el que más están agitando el mercado es el de los coches eléctricos, muchos de los cuáles están subvencionados por el estado, alcanzando precios muy bajos que otros países consideran directamente competencia desleal y, en consecuencia, se les imponen aranceles. Ahora, es el propio país es que quiere que toda esta situación sea más limpia y clara, y, por ello, va a imponer licencias de exportación para vehículos eléctricos.
El pasado 26 de septiembre de 2025, el Ministerio de Comercio de China (junto con los ministerios de Industria y Tecnología de la Información, Aduanas y la Administración de Mercado) anunció una medida que supondrá un cambio notable en la regulación del comercio exterior en el sector automotriz: desde el próximo 1 de enero de 2026, los vehículos de pasajeros puramente eléctricos (BEV, por sus siglas en inglés) deberán someterse a un sistema de licencias de exportación.

Esto implica que, antes de exportar coches eléctricos, las empresas deberán cumplir requisitos de cualificación, someterse a procedimientos administrativos y contar con autorización oficial. El objetivo declarado es “promover el desarrollo saludable del comercio de vehículos con sistemas de propulsión alternativos”, según el comunicado oficial. La medida se antoja clave si se tiene en cuenta los niveles de exportación que alcanza la industria china: solo en agosto exportó 220.000 coches eléctricos y en el acumulado del año la cifra alcanza los 1,44 millones de vehículos.
Los detalles clave de la nueva regulación
Dentro del comunicado se explica que la medida se aplica específicamente a vehículos de pasajeros puramente eléctricos que solo utilizan un motor eléctrico y posean un código VIN (Vehicle Identification Number), catalogados bajo el código aduanero 8703801090.
Se señala, además, que las reglas para calificar como empresa exportadora habilitada, los métodos de gestión del sistema, los procedimientos de solicitud de licencia, así como la emisión y control de licencias, estarán regidas por las normas existentes en el documento combinado publicado en 2012 conocido como “Notificación sobre la regulación adicional del orden de exportación de productos automotrices y motocicletas”.
Por último, en lo que respecta a inspecciones aduaneras, los vehículos eléctricos exportados serán sujetos a los controles de aduanas conforme al catálogo vigente de importación y exportación de mercancías que requieren inspección y cumplimiento de normativas.
Los motivos que han llevado a esta medida
Lo que habría llevado a tomar esta medida sería responder a las prácticas de exportación privadas no autorizadas, casos en que vehículos vendidos fuera de los canales oficiales se habrían enfrentado posteriormente a problemas con actualizaciones de software y servicios postventa. Por eso, el principal motivo sería que las exportaciones privadas o no oficiales pueden incumplir garantías, actualizaciones de software o estándares de servicio, algo que a la larga puede dañar la reputación de los fabricantes chinos en el exterior. Al obligar a obtener las licencias de exportación, el gobierno puede filtrar y supervisar qué vehículos realmente cumplen los estándares exigidos, para venderse en otros mercados.

Pero no solo eso, dados los enormes volúmenes de exportación que está alcanzando la industria de los coches eléctricos china, esta medida tiene ventajas positivas para el propio país. Por un lado, estos controles permiten tener registros claros de qué empresas exportan, a dónde y bajo qué condiciones; lo que aumenta el control que se tiene sobre el sector.
Por otro, de cara a otros agentes, esta medida puede ayudar a mitigar los riesgos de saturación, competencia desleal y dumping (venta a precios subsidiados) de los que le acusan industrias automovilísticas de otras regiones, lo ayudaría a evitar la generación de tensiones comerciales y de medidas proteccionistas.