El viejo cliché de que “las mujeres conducen peor” sigue circulando en conversaciones informales y memes, pero las cifras más recientes lo desmienten con contundencia. Los datos de 2024 y 2025 recopilados en Estados Unidos, Reino Unido, la Unión Europea, Australia e Irlanda muestran un patrón innegable: los hombres representan la inmensa mayoría de las muertes y conductas de riesgo al volante.
Un mito que los números destrozan

En Gran Bretaña, el 76% de las víctimas mortales en carretera en 2024 fueron hombres, según el Departamento de Transporte. En la Unión Europea, la Comisión Europea reporta que cerca de tres cuartas partes de las muertes en carretera corresponden a varones. Australia refleja una proporción casi idéntica: tres hombres fallecidos por cada mujer en los últimos doce meses, de acuerdo con el National Road Safety Data Hub.
En Irlanda, la estadística provisional de 2024 vuelve a arrojar que alrededor del 75% de las muertes viales fueron masculinas. Y en Estados Unidos, los informes federales de 2025 sobre 2023 son concluyentes: 29.584 hombres frente a 11.229 mujeres, es decir, un 72,5% de las víctimas mortales fueron varones.

La clave no está en la pericia al conducir, sino en el comportamiento. Los hombres destacan en los factores de riesgo que más muertes provocan: exceso de velocidad, consumo de alcohol o drogas y falta de cinturón de seguridad. En el Reino Unido, los llamados “Fatal 4” (velocidad, distracciones, alcohol/drogas y no usar cinturón) siguen siendo las principales causas de siniestros fatales. En EEUU, el 29% de las muertes en 2023 se relacionó con la velocidad y el 30% con la conducción bajo los efectos del alcohol, con los hombres claramente sobrerrepresentados en ambas categorías.
Es cierto que, en choques equivalentes, las mujeres presentan una ligera desventaja en cuanto a lesiones. Pero la explicación no radica en la capacidad al volante, sino en la biomecánica y en la forma en que la industria ha diseñado los sistemas de seguridad. Durante décadas, los crash tests (pruebas de choque) se realizaron con maniquíes basados en cuerpos masculinos, lo que dejó a las mujeres infrarrepresentadas en la investigación de impactos.
Aunque hoy existen modelos “femeninos pequeños”, muchos son simplemente versiones reducidas de un maniquí masculino, lo que no refleja del todo la anatomía femenina. La incorporación de nuevas estructuras, airbags más efectivos y asistentes electrónicos ha reducido esa brecha, aunque todavía queda camino por recorrer.
Las estadísticas coinciden en todos los mercados: la proporción de muertes viales es de aproximadamente un 75% de hombres frente al 25% de mujeres. Esto no prueba una supuesta “destreza femenina”, sino que demuestra que el comportamiento de riesgo se concentra en los hombres. Por tanto, los hombres tienen un papel importante a la hora de reducir la siniestralidad, que pasa por modificar sus conductas al volante.