El cambio de paradigma en la industria automovilística china se ha cobrado una nueva víctima. Tras más de dos décadas de colaboración, Dongfeng ha decidido vender su participación del 50% en la empresa conjunta que mantenía con Honda para la producción de motores de combustión interna, una decisión que refleja la pérdida de relevancia de este tipo de propulsores en un mercado cada vez más dominado por los vehículos eléctricos.
La sociedad conjunta, fundada en 1998, ha producido cientos de miles de motores en estas dos décadas y cuenta actualmente con 827 empleados. Según los documentos presentados, dispone de activos valorados en 5.400 millones de yuanes (752 millones de dólares), pero también arrastra una deuda de 3.300 millones de yuanes (459 millones de dólares). La participación de Dongfeng ha sido oficialmente listada en la Bolsa de Activos y Capitales de Guangdong, con fecha límite para encontrar comprador el próximo 12 de septiembre, aunque todavía no se ha fijado un precio mínimo de venta.
El fin de una etapa

La retirada de Dongfeng llega en un momento clave: la venta de vehículos con motor de combustión ha caído en picado en China, mientras que marcas locales como BYD se han disparado con su oferta de coches eléctricos e híbridos enchufables. Las firmas japonesas, entre ellas Honda, han perdido terreno en un mercado que antes dominaban en segmentos estratégicos.
La evolución de ventas de Dongfeng muestra la magnitud de la crisis: en 2016 comercializaba 3,8 millones de vehículos, mientras que en 2023 apenas alcanzó 1,5 millones, sumando tanto su marca propia como las producciones conjuntas con Honda y Nissan.
Un futuro incierto para Honda

El futuro inmediato de la empresa conjunta es incierto. Honda podría recomprar la participación de Dongfeng y asumir el control total de la planta, o bien dar entrada a otro socio local que garantice la continuidad de la producción. De momento, la colaboración de ambas compañías en la producción de automóviles sigue vigente.
Además, Honda no ha abandonado el mercado chino: este mismo año lanzó un SUV eléctrico diseñado específicamente para el país junto a Dongfeng, al tiempo que presentó el GAC Honda GT a través de su otra alianza con el grupo GAC. Estas iniciativas muestran que, aunque el capítulo de los motores tradicionales parece estar cerrándose, la marca japonesa busca reposicionarse en el terreno de los vehículos eléctricos, que ya marcan el rumbo del sector en China.
La ruptura de esta histórica alianza subraya un cambio profundo en la industria del automóvil del gigante asiático. La transición acelerada hacia el vehículo eléctrico, sumada a la fortaleza de los fabricantes locales, está obligando a las marcas extranjeras a replantear sus estrategias. Para Honda, el reto ahora será mantener su relevancia en un país que ya lidera la revolución del coche eléctrico a nivel mundial.