Ciertamente, no se puede decir que el propósito sea fácil o sencillo. Sin embargo, en una reciente entrevista realizada por el profesor Simon Lux, de la Universidad de Münster y el Instituto Fraunhofer FBB, aún ve posible que Europa pueda vencer a China en el mercado de baterías de coches eléctricos. Y sus razones están realmente bien respaldadas.
La mencionada entrevista la ha llevado a cabo para el medio alemán Auto Motor und Sport y en ella recalca la posible fortaleza que puede llegar a tener Europa frente a sus ‘rivales’, especialmente contra China. Esto puede no llegar a ser una utopía, aunque lo parezca, ya que el Viejo Continente aún podría tener por desvelar sus más interesantes ‘armas’ con las que hacer frente.

Este profesor deja claro que Europa aún puede ponerle las cosas difíciles a China
Como bien es conocido, China cuenta actualmente casi con el monopolio en la industria de baterías sobre coches eléctricos. En su cartera tiene a las más grandes compañías sobre esto, como pueda ser CATL o BYD, entre otras muchas. Sin embargo, según el profesor, Europa sigue siendo líder mundial en muchas otras áreas tecnológicas.
Tal y como apunta en su entrevista, una empresa de ingeniería mecánica ubicada cerca de Münster, en Alemania, junto a un fabricante de sensores, suministran tecnología de suma importancia a la industria internacional de las baterías. Pese a ello, insiste que el mayor problema que tiene Europa (y Occidente, en general) es su escasez de empresas de baterías de gran calado.
China destaca principalmente en la producción y desarrollo de celdas de baterías con químicas LFP (Litio ferrofosfato), aunque también está empezando a destacar también en las NCM (níquel manganeso y cobalto). Por otro lado, parece que su avance sobre las baterías de estado sólido también está cobrando un nivel destacado. Según el profesor, este gran éxito de China se debe, en mayor medida, a una estrategia integral a largo plazo.

Dicha estrategia comienza con la propia extracción de la materia prima, y se extiende hasta incluso el reciclaje del propio componente una vez ha concluido con su vida útil en el vehículo eléctrico. “En las celdas de LFP, las empresas chinas controlan actualmente el 90% de la cadena de valor. Europa, por otro lado, subestimó el potencial de esta tecnología desde el principio y, en cambio, se centró en otras químicas”, apuntó el profesor.
El avance de China especialmente en materia de químicas LFP fue “subestimado demasiado pronto”, mientras que hoy en día es una alternativa tan eficiente, como rentable y asequible para los vehículos eléctricos de tamaño mediano. Pese a todo esto, para Europa aún existe una pequeña luz al final del túnel y, por ende, la posibilidad de convertirse en líder de su propio sector.
“No soy tan pesimista; creo firmemente que aún podemos lograrlo en Europa. Nuestras fortalezas residen en unos especialistas cualificados, experiencia acumulada e instalaciones y maquinarias de primer nivel”, apuntó. Sin embargo, todo esto choca frontalmente con un apoyo político muy escaso, algo que no sucede en China.
Esta barrera es fundamental que desaparezca para que Europa avance en este sentido. Es “especialmente importante brindar apoyo específico a las startups durante la fase de escalamiento. Es la única manera de superar los obstáculos tecnológicos y llevar los proyectos a una producción lista y competitiva para el mercado. El objetivo principal debe ser construir una industria de baterías en Europa”, concluyó el profesor.