La nueva fábrica de baterías de CATL y Ford en EE.UU. hunde aún más a Europa

Los inversores extranjeros son fundamentales para el devenir económico y para el avance de la industria. Europa tiene los objetivos de movilidad sostenible más ambiciosos del mundo, pero el capital se le escapa de las manos.

El acuerdo de 3.500 millones deja en evidencia a las políticas europeas
El acuerdo de 3.500 millones deja en evidencia a las políticas europeas
14/02/2023 10:00
Actualizado a 16/02/2023 21:39

Europa quiere convertirse en la zona más limpia del mundo. El calentamiento global y el cambio climático son los pilares fundamentales de la agenda 2030 del Viejo Continente. Los objetivos de emisiones fijados provocarán la desaparición de la movilidad tal y como la conocemos a partir del año 2035. Los coches eléctricos son el próximo gran paso en la evolución, pero su desarrollo y fabricación requiere de grandes dosis de capital. Sin embargo, el dinero se escapa de la zona euro en favor de otros países como Estados Unidos. El ejemplo más claro lo acabamos de ver con el acuerdo entre Ford y CATL para levantar una fábrica de baterías en el Estado de Michigan.

Cada cierto tiempo salta el rumor sobre la posible apertura de una gran fábrica de baterías extranjeras en suelo europeo. Hay muchos proyectos sobre la mesa, pero ninguno parece llegar a buen término. La excesiva burocracia, los requerimientos climáticos y las pocas ayudas fiscales no resultan favorecedoras para la llegada de capital extranjero, ni local. A finales del año pasado Northvolt, la empresa europea más importante de Europa, congeló el proyecto de construcción de una nueva y enorme instalación en suelo alemán. Los nuevos planes apuntaban a Estados Unidos como posible destino final.

Europa se encuentra inmersa en una situación complicada. El conflicto de Europa del Este ha provocado una gran inestabilidad en la zona. El precio de la energía y de las materias primas está disparado y nadie se atreve a decir cuándo bajarán. La zona Euro ha mostrado una gran debilidad ante la ausencia de combustibles fósiles rusos. No hay un plan B definido y eso ha provocado que el capital no llegue de la forma en la que debería. Ahora no es buen momento para invertir en Europa. La duda más evidente es: ¿cuándo lo será? 

Baterías-LFP-Ford-CATL
La nueva fábrica de baterías de CATL en Estados Unidos producirá baterías NCM y LFP

En estos momentos los grandes fabricantes de baterías están expandiendo sus actividades de forma acelerada. CATL es, por sexto año consecutivo, la mayor empresa de baterías para coches eléctricos del mundo. Con un crecimiento del 92,5% con respecto al curso pasado, los chinos disponen del 37% de cuota de mercado y no parece que la brecha con respecto a sus competidores se vaya a reducir a corto plazo. CATL quiere ampliar fronteras y las de Estados Unidos se le han abierto de par en par gracias a Ford. La nueva fábrica supondrá una inversión de 3.500 millones de dólares, innumerables puestos de trabajo y, sobre todo, una proximidad vital con el productor final.

La nueva fábrica de Michigan estará operativa a partir de 2026 y tendrá una capacidad de producción estimada de 35 GWh de baterías de LFP y NCM, baterías que Ford espera aprovechar en sus próximos lanzamientos eléctricos. El programa de subsidios ofrecido por el Gobierno de Joe Biden ha estimulado este tipo de acuerdos en los últimos meses. Los fabricantes extranjeros verían comprometida su competencia si no centraban sus inversiones en el país y así está siendo. Desde el otro lado del charco los dirigentes europeos no han sabido o querido reaccionar y eso está suponiendo un grave perjuicio para los fabricantes locales.

Aunque en Europa sí hay planes para la construcción de grandes fábricas de baterías, como es el caso de las factorías de Volkswagen, una de ellas en Sagunto, la Unión Europea no consigue atraer capital extranjero. La dependencia de las baterías chinas va para largo y eso no es lo peor. Diversos estudios han demostrado que será muy caro recuperar el terreno perdido. Goldman Sachs ha estimado un coste de 268.000 millones de euros para liberarnos del yugo asiático, pero por el momento no parece que se estén tomando las medidas oportunas para evitar el problema, más bien todo lo contrario. La brecha se sigue ampliando y cuanto más grande sea más débiles serán los fabricantes y la industria.

Sobre la firma
foto Javier Gomara
Javier Gómara

Ingeniero de carrera y periodista de motor por placer y pasión. Redactor de Híbridos y Eléctricos desde 2021, cubriendo la actualidad del sector de los vehículos eléctricos y la movilidad sostenible.