La utopía nuclear de Ford: el prototipo Nucleon y sus desafíos insuperables

Esta es la historia de un coche eléctrico único: el Nucleon fue presentado por Ford en 1958 como un prototipo que, finalmente, no llego a producción acabando con un sueño de autonomía casi infinita.

Una estética muy particular revelaba que este coche era diferente a todo lo conocido.
Una estética muy particular revelaba que este coche era diferente a todo lo conocido.
12/12/2023 19:22
Actualizado a 12/12/2023 19:25

El Nucleon fue un prototipo de automóvil conceptual presentado por Ford en la década de 1950. Diseñado como una visión futurista de la movilidad impulsada por energía nuclear, el Nucleon se destacó por su propuesta de utilizar un reactor nuclear compacto para alimentar el vehículo en lugar de un motor de combustión interna tradicional.

El vehículo, presentado en 1958, fue diseñado con un compartimento trasero destinado a albergar un pequeño reactor nuclear, que se suponía proporcionaría la energía necesaria para impulsar el automóvil. Sin embargo, el Ford Nucleon nunca avanzó más allá de la fase de prototipo, ya que surgieron numerosas preocupaciones y desafíos relacionados con la seguridad y la viabilidad de utilizar la energía nuclear en un vehículo de uso diario. 

La energía nuclear y por qué no veremos otro modelo como el Ford Nucleon a corto plazo

La década de los años cincuenta fue particularmente interesante para el mercado del automóvil. Habiendo dejado atrás la Segunda Guerra Mundial, los fabricantes dieron rienda suelta a la innovación. Ford, la principal compañía de Estados Unidos por aquel entonces, desarrolló el Nucleon con el objetivo de experimentar en torno a la viabilidad de la energía nuclear en esta industria. Tan pronto como fue presentado, el proyecto terminó guardado en un cajón por los múltiples problemas que presentaba su tecnología. 

El Ford Nucleon ha sido uno de los pocos prototipos que ha habido basados en energía nuclear
El Ford Nucleon ha sido uno de los pocos prototipos que ha habido basados en energía nuclear.

Su diseño no fue algo casual, sino que tenía un componente completamente funcional. El prototipo contaba con una carrocería muy larga para dar cabida al pequeño reactor que contaba en su interior. De igual forma, con el objetivo de ofrecer una gran estabilidad en circulación, su distancia entre ejes era más reducida de lo normal. Conocido también como 'platillo volante' en el sector, acaparó toda la atención por contar con una estética jamás antes vista en el mercado. 

La longitud del vehículo en cuestión era de 5,08 metros, mientras que su anchura ascendía a 1,96 metros y su altura a tan solo 1,05 metros. La presencia del reactor en la parte central limitaba notablemente aspectos como la habitabilidad y prestaciones, pero lo cierto es que se primó la presencia de esta tecnología frente a cualquier otro apartado. Los creadores de este prototipo pronto se dieron cuenta de que su producción nunca podría ser posible con el conocimiento que había sobre energía nuclear. 

El principal problema que ha acompañado a esta fuente energética es el elevado calor que emana del reactor. A gran escala, esto se puede controlar gracias a los grandes depósitos refrigerantes que hay en las centrales nucleares. En el ámbito de la automoción, esto no es posible, por lo que se genera una intensificación del calor que es difícilmente controlable. Para que esta solución pudiese funcionar, debían instalarse multitud de radiadores, un elemento impensable debido al alto coste de producción que se producía. 

Aun así, Ford determinó que el Nucleon era capaz de alcanzar la autonomía de 5.000 millas (8.046 kilómetros) sin necesidad de tener que recargar el pequeño reactor que contaba en su interior. Ahora, más de medio siglo más tarde, no ha sido posible la introducción de este tipo de mecánicas en la automoción. Las limitaciones prácticas y la seguridad provocaron que este primer ensayo terminase en el un cajón muy pronto.