El primer Ferrari eléctrico de la historia es, también, uno de los coches más esperados de la historia de la automoción. Su hoja de ruta está trazada: a principios de 2026 se mostrará su interior y ya en primavera se desvelará el automóvil por completo. Mientras tanto, para amenizar la espera hasta el momento, la marca italiana ha anunciado los primeros datos técnicos oficiales del vehículo.
La sorpresa no ha sido tanta sorpresa, puesto que el fabricante va a iniciar su andadura en el sector de las cero emisiones como se esperaba, por la puerta grande. Ya sabemos cómo será su chasis, las prestaciones de su sistema de propulsión… cada vez queda menos para conocerlo de manera definitiva.

Uno de los modelos más avanzados de Ferrari de toda la historia
La compañía señala que tras años de desarrollo el proyecto ya está listo para entrar en producción, que, por primera vez, tanto el chasis como la carrocería están fabricados con un 75 % de aluminio reciclado (así que hay un ahorro total de 6,7 toneladas de CO₂ por cada vehículo fabricado) y que dispone de más de 60 soluciones tecnológicas patentadas.
El chasis se ha diseñado para rebajar el centro de gravedad lo máximo posible, algo necesario por el peso que suponen los componentes propios de un sistema eléctrico. Tiene voladizos cortos y una posición de conducción muy pegada al eje delantero para que la batería esté completamente integrada en el suelo del vehículo. Según la marca, gracias a ello, el 85 % de los módulos están ubicados en la posición más baja posible, lo que consigue que su centro de gravedad sea 80 mm más bajo de lo que sería en un modelo equivalente de combustión interna. Además, el reparto de pesos entre ambos ejes es del 47 % - 53 %.
No es la única novedad a nivel de chasis: también es la primera vez en la historia en la que un modelo de Ferrari cuenta con un subchasis trasero separado. El motivo de optar por esta solución es que “ha sido diseñado para reducir el ruido y las vibraciones percibidas en el habitáculo, sin comprometer la rigidez ni las dinámicas de conducción”. Además, el eléctrico dispone de la tercera generación del sistema de suspensión activa de 48 V de la marca.

Tracción integral y más de 1.000 CV
Se confirma también que el modelo dispondrá de dos ejes eléctricos, así que tendrá tracción integral, y que cada uno cuenta con un par de motores síncronos de imanes permanentes y rotores con disposición Halbach. El delantero tiene una densidad de potencia de 3,23 kW/kg y una eficiencia del 93 % en potencia máxima, siendo capaz de desarrollar una potencia de hasta 210 kW (285 CV) y pudiendo desacoplarse a cualquier velocidad para que el vehículo empiece a operar como un tracción trasera. Ferrari afirma que, si el conductor hunde el pedal del acelerador a fondo, puede entregar a las ruedas un par máximo de 3.500 Nm.
El trasero tiene una densidad de potencia de 4,8 kW/kg y una eficiencia también del 93 %, pero su rendimiento es muy superior: hasta 620 kW (843 CV), mandando al asfalto un par máximo de hasta 8.000 Nm. Así, en total el sistema entrega una potencia de más de 1.000 CV con la que acelerará de 0 a 100 km/h en 2,5 segundos y alcanzará una velocidad máxima de 310 km/h.
La batería está formada por 15 módulos de 14 celdas, tiene una densidad energética de casi 195 Wh/kg y una capacidad bruta de 122 kWh. Gracias a ella adelanta una autonomía de más de 530 km, con una potencia de carga en corriente continua de 350 kW.
Ferrari no ha desvelado qué tipo de coche será, pero ha concretado que tendrá una distancia entre ejes de 2.960 mm y que su peso será de 2.300 kilos. Entre esto y lo visto en las mulas de desarrollo, parece cada vez más claro que será un modelo de formato GT.