Neta es una marca china de automóviles fundada en 2018 e integrada en el grupo Zhejiang Hozon New Energy Automobile. El 20 de junio de 2025, un tribunal chino admitió a trámite su procedimiento concursal de reorganización, una figura que otorga protección frente a acreedores mientras se reestructura la compañía. La apertura del proceso fue confirmada por la agencia Reuters.
La firma creció con rapidez apoyada en vehículos eléctricos de acceso y alcanzó su punto álgido en 2022, cuando se situó como octavo fabricante de eléctricos en China, con 152.000 unidades comercializadas. A partir de ahí, el negocio se deterioró: en 2024 registró 87.948 ventas (de ellas 23.399 en exportación) y, en el primer trimestre de 2025, se limitó a 1.215 unidades. En un mercado inmerso en una guerra de precios, el menor volumen comprimió márgenes y tensó la liquidez, precipitando la necesidad de reorganización.

Inventarse matriculaciones, el golpe definitivo
A esa presión se sumó un importante golpe reputacional. Una investigación de Reuters destapó que Neta (y también Zeekr) “inflaron” ventas asegurando coches antes de que los comprara el cliente, para contarlos como matriculados a final de mes. En el caso de Neta, al menos 64.719 unidades entre enero de 2023 y marzo de 2024. La confianza se resintió, llegaron quejas de consumidores y se endureció el escrutinio de las autoridades.
Fuera de China tampoco había buenas noticias. Tailandia, llamada a ser su trampolín en el Sudeste Asiático, se puso cuesta arriba cuando los concesionarios denunciaron impagos de apoyos para abrir concesionarios y sostener la posventa. Aparecieron demandas y la demanda se desinfló.
Todo derivó este verano en una bancarrota “para reorganizarse”. Un paréntesis legal para congelar pagos, nombrar un administrador y reordenar la compañía. En definitiva, buscar nuevo capital, recortar estructura, concentrarse en los modelos que dan caja y proteger al cliente con recambios y garantías para que el coche no pierda valor. Y ese es el escenario en el que se mueve Neta.
A 31 de agosto, la marca china tenía 1.631 acreedores con reclamaciones presentadas por unos 3.150 millones de euros y reclamaciones ya confirmadas por unos 617,5 millones de euros. En caja, diferentes medios informaron que la cuantía apenas llegaba a alrededor de 1,87 millones de euros de euros. Tras semanas de parón, en agosto la planta de Tongxiang (China) pagó salarios completos de julio y preparaba la reanudación de operaciones. Es un paso en la buena dirección, pero todavía no hay confirmación de un regreso sostenido “a pleno rendimiento”.

Actualmente, el proceso se canalizó en la plataforma de activos de Alibaba y exige unos 6,05 millones de euros a los candidatos. Hay decenas de interesados preregistrados, pero no existe adjudicación ni cambio de control anunciados. La compañía sigue bajo administración concursal.
La historia de Neta deja un mensaje importante: crecer a base de volumen en una guerra de precios es jugar con fuego. Si además se maquillan ventas y se descubre, el daño reputacional y financiero se multiplica. Pese a la bancarrota, esta marca china aún se mantiene viva y mantiene el objetivo de hacer una reaorganización. Lo que ocurra en los próximos meses dirá si hablamos de una recuperación discreta o de una quiebra definitiva.
Eléctricos y EREV en la gama de Neta
En la base de la gama de Neta estuvo el V, renombrado Neta AYA desde agosto de 2023 en varios mercados. Es un B-SUV 100% eléctrico con batería LFP de 40,7 kWh, motor de 70 kW (95 CV) y autonomía homologada de hasta 401 kilómetros, según el ciclo de homologación local. Carga la batería del 30% al 80% en unos 30 minutos, siempre y cuando se cumplan las condiciones adecuadas, y ofrece V2L de 3,3 kW. Se ensambló y comercializó en China y Sudeste Asiático como producto de acceso a la gama.

Un peldaño arriba, el Neta U / U-II cubrió el C-SUV con enfoque familiar. Mantuvo tracción delantera y 120 kW de potencia, con baterías de 54 y 82 kWh y autonomías que llegaban a los 610 kilómetros. Este modelo fue el sostén de volumen fuera de China por relación precio y espacio. Ya en 2024, el Neta X tomó el relevó del U. Conservaba el motor delantero de 120 kW y la misma batería LFP, para una autonomía de hasta 401 kilómetros.
No obstante, Neta también comercializó otros modelos. Por ejemplo, la berlina Neta S (desde 2022), disponible como eléctrico, con batería de hasta 91 kWh, tracción total y 0 a 100 km/h en 3,9 segundos), y como EREV con 43,5 kWh útiles y 310 kilómetros eléctricos. Sucedió lo mismo con el el SUV Neta L (2024), ofrecido como eléctrico y como EREV con hasta 310 kilómetros eléctricos y hasta 1.300 kilómetros de autonomía total.
