Un proyecto futurista vuelve a poner sobre la mesa una transformación radical en la movilidad regional: un tren de levitación magnética (maglev) diseñado por la corporación china CASIC aspira a alcanzar velocidades de hasta 1.000 km/h, lo que permitiría recorrer la distancia entre Buenos Aires y Brasil en aproximadamente una hora.
Aunque el T-Flight es un desarrollo chino, su aplicación en Latinoamérica ha despertado grandes expectativas. Según los medios, la distancia entre Buenos Aires y la frontera con Brasil, estimada en alrededor de 1.083 km, podría recorrerse en menos de una hora, mucho más rápido que por vía aérea.

Cómo funciona el tren T-Flight
El sistema en desarrollo, bautizado como T-Flight, combina dos tecnologías clave para hacer posible esa velocidad extrema. Por un lado, utiliza levitación magnética: imanes potentes permiten que el tren flote sobre la vía a partir de aproximadamente 150 km/h, llevando a cero la fricción mecánica entre ruedas y rieles.
Por otro lado, para sortear la resistencia aerodinámica, clave en velocidades tan elevadas, el tren circula dentro de un túnel de baja presión (vacío parcial), lo que reduce significativamente la densidad del aire y, por tanto, el consumo energético necesario para trasladarse a altísima velocidad.
En demostraciones recientes, un prototipo de T-Flight aceleró hasta 650 km/h en tan solo siete segundos durante un tramo experimental de dos kilómetros. El objetivo es operar regularmente cerca de los 800 km/h, e incluso superar los 1.000 km/h en condiciones ideales, según los ingenieros chinos.
Más allá de la velocidad, los desarrolladores han cuidado la experiencia de los pasajeros: para mantener la conectividad incluso en un túnel de vacío, han instalado cables paralelos en las paredes internas del tubo, evitando antenas convencionales y garantizando una señal 5G constante. Así, los viajeros podrían usar aplicaciones de vídeo en alta definición o jugar en línea durante el trayecto.
Este salto en la conectividad tendría un impacto profundo en la región: no solo aceleraría los desplazamientos para negocios, turismo o intercambio cultural, sino que reforzaría la integración económica del MERCOSUR, al convertir corredores ferroviarios en ejes logísticos estratégicos.
El tren T-Flight representa un salto tecnológico gigantesco y, aunque su implementación en Sudamérica es por ahora hipotética, no es ciencia ficción. La tecnología maglev ha avanzado con fuerza en China, y sus pruebas demuestran que velocidades ultra altas son posibles.
No obstante, para que un tren de 1.000 km/h se convierta en realidad entre Buenos Aires y Brasil, se necesitan simbiosis política, inversión masiva e infraestructura de vanguardia. Si se supera ese umbral, la región experimentaría una revolución en su transporte terrestre: un sistema eléctrico, rápido, eficiente y más ecológico que los vuelos comerciales tradicionales.
Construir un túnel de baja presión a lo largo de cientos o miles de kilómetros implica un reto de ingeniería sin precedentes. Se necesitan estaciones especiales, sistemas seguros para evacuación, mantenimiento en condiciones de vacío y una inversión extremadamente ambiciosa.
Además, replicar en Sudamérica la red experimental china requiere no solo capital, sino también voluntad política y planificación a largo plazo. A diferencia del prototipo, la red comercial deberá ser estable, segura, y adaptarse a las particularidades del territorio sudamericano.

Comparativa con proyectos reales en Brasil
Mientras este tren maglev de ultra alta velocidad es todavía una visión, Brasil ya tiene en marcha un proyecto ferroviario más concreto. Se trata del Trem de Alta Velocidade (TAV), que conectará Río de Janeiro, São Paulo y Campinas con trenes que podrán alcanzar hasta 350 km/h.
Las estimaciones sitúan la inversión entre 10.000 y 20.000 millones de dólares, con inicio de obras previsto para 2027 y operación para 2032, según fuentes oficiales. Aunque es mucho más lento que el maglev propuesto, se considera un paso realista y viable para modernizar la infraestructura ferroviaria del país.