La Ivanpah Solar Power Facility, inaugurada en febrero de 2014, fue en su día la mayor planta termosolar de torre del mundo, con una potencia instalada de 392 MW y un coste aproximado de 2.200 millones de dólares, financiados mayoritariamente por el Gobierno de EE.UU. (1.600 millones) y respaldados por entidades privadas como NRG Energy (300 millones) y Google (168 millones)
El proyecto, bautizado como ejemplo de energía limpia con capacidad de generar electricidad aún de noche, se construyó en el desierto de Mojave y empleaba un sistema de más de 300.000 espejos, junto a 173.500 heliostatos, que concentraban la luz solar en tres torres elevadas.

Obra faraónica con muchas sombras técnicas y ambientales
Desde sus primeros años operativos, Ivanpah afrontó múltiples dificultades. Los fallos en la alineación de los espejos dificultaban alcanzar las altas temperaturas necesarias, lo que reducía su eficiencia. Para compensarlo, dependía de aportes de gas natural que dañaban su perfil de energía limpia. Además, el mantenimiento era muy costoso y las condiciones extremas del desierto provocaban averías frecuentes en los mecanismos móviles.
Pero fueron los impactos sobre la fauna los que más escándalo generaron. Grupos ecologistas denunciaron que miles de aves, sobre todo las insectívoras que buscaban capturar insectos atraídos por el resplandor, eran literalmente quemadas por el intenso reflejo solar, transformando la instalación en una "trampa mortal" para la avifauna. Las estimaciones variaron entre unos 6.000 y hasta 28.000 muertes por año.
Por si fuera poco, durante la última década el desplome en los costes de la energía fotovoltaica, junto a las mejoras en almacenamiento nocturno, redujo drásticamente la competitividad de proyectos como Ivanpah. La tecnología termosolar de concentración quedó obsoleta frente a sistemas más baratos, simples y respetuosos con el entorno.

Cierre anunciado y planes de futuro
Tras once años de operación marcada por constantes críticas, se anunció el cierre de la planta para 2026. Se prevé la rescisión de contratos por parte de las eléctricas asociadas (Pacific Gas & Electric) con el argumento de que la decisión “ahorrará dinero a los clientes” La zona, por su parte, ya se contempla para futuros desarrollos solares, ahora con tecnologías más viables.
Ivanpah simboliza los riesgos de apostar por tecnologías elevadas pero complejas y costosas. El proyecto, idealizado como revolucionario, terminó marcando un declive claro de la energía termosolar de concentración. Sus problemas técnicos, impacto ambiental y la rápida evolución del mercado fotovoltaico lo convierten hoy en un caso de estudio sobre cómo una innovación con demasiados retos puede quedar atrás.
En contraste, la energía solar fotovoltaica ha demostrado en la última década que no solo es más económica y manejable, sino también menos conflictiva ecológicamente. Hoy por hoy, la tendencia favorece continuas mejoras en eficiencia, menores costes y mayor adaptabilidad, dejando a grandes instalaciones termosolares como Ivanpah en desuso. La historia de Ivanpah cierra un capítulo solar y abre uno nuevo: el de la eficiencia, el equilibrio ecológico y la sostenibilidad real.