Un equipo de seis investigadores de la Región de Murcia ha patentado un dispositivo, bautizado como eBooster o “Amplificador Solar” que, según sus promotores, puede incrementar hasta en un 40 % la producción de los paneles fotovoltaicos existentes. La tecnología nace de años de I+D+i y pretende optimizar la captación y la conversión de la radiación solar sin necesidad de sustituir los módulos instalados.
El proyecto tiene un origen doméstico: la idea se gestó en 2007 durante la crisis fotovoltaica y fue madurando con varios prototipos y ensayos, algunos realizados en la terraza de una vivienda, hasta desembocar en un producto que sus impulsores consideran listo para comercializar y escalar. El equipo, liderado por Enrique Ortuño (CEO) y con Francisco Arévalo como director comercial, asegura que el eBooster actúa desde el primer minuto en que se conecta al panel, mejorando la salida energética mediante electrónica avanzada y algoritmos de control.

¿Qué es y cómo funciona?
El funcionamiento, según las entrevistas publicadas, se basa en un dispositivo pasivo con semiconductores de potencia y gestión energética inteligente que “amplifica” la energía transitoria y optimiza la temperatura de operación del módulo, con el consiguiente aumento de rendimiento. Entre las ventajas enumeradas por sus creadores figuran la compatibilidad con la mayoría de paneles del mercado, bajo mantenimiento y la posibilidad de reducir la superficie instalada para alcanzar la misma producción anual.
Desde el punto de vista regulatorio y comercial, eBooster ha asegurado protección mediante una patente nacional y una solicitud PCT internacional, resultado de un proceso de revisión de aproximadamente 18 meses que, según la empresa, avala su competitividad a escala global. El equipo busca ahora alianzas con fabricantes y distribuidores del sector fotovoltaico para poder escalar la fabricación y alcanzar mercados internacionales.
El impacto potencial del eBooster va más allá del ahorro en la factura doméstica. Por ejemplo, para la movilidad eléctrica, una subida significativa en la generación fotovoltaica se traduce en menor coste nivelado de la electricidad (LCOE) y, por tanto, en energía de recarga más barata para vehículos eléctricos.
Además, la posibilidad de extraer mayor producción de parques ya instalados podría reducir la necesidad de ampliar terrenos en grandes plantas solares destinadas a alimentar estaciones de carga rápida, con beneficios tanto económicos como medioambientales. Esta conexión entre fotovoltaica optimizada y despliegue de infraestructuras de recarga es una inferencia basada en los efectos técnicos que describe el propio proyecto.

La iniciativa ha despertado interés fuera de España: varios medios indican que hay contactos con países como Emiratos Árabes Unidos y regiones de América Latina, Estados Unidos y Asia para explorar colaboraciones o implantaciones piloto. Los responsables del eBooster señalan que el siguiente paso es integrar la solución con un actor consolidado del sector fotovoltaico que aporte manufactura y red comercial.
Pese al optimismo, la propuesta afronta retos habituales en la transición del laboratorio al mercado: validación en distintas tipologías de instalación (domésticas, comerciales y megaparques), evaluación a largo plazo sobre envejecimiento y mantenimiento, y pruebas de compatibilidad con tecnologías emergentes como bifaciales o perovskitas. Asimismo, la disponibilidad de componentes, capacidad productiva y coste unitario del eBooster serán determinantes para su aceptación por instaladores y operadores.
Las soluciones que aumentan la eficiencia “in situ” pueden ser muy valiosas cuando permiten posponer la sustitución de módulos o evitar ampliaciones de superficie, pero advierten que las cifras prometidas en fases iniciales deben confirmarse mediante ensayos independientes y ensayos estandarizados. En ese sentido, la verificación por terceros y la publicación de datos de rendimiento conforme a normativas internacionales serán claves para que el sector confíe en eBooster.