Energica siempre ha sido un caso atípico en el mundo de la moto. Nacida de las raíces deportivas del grupo italiano CRP, no era la típica start-up de Silicon Valley que prometía más de lo que podía cumplir. Desde el primer día, Energica se tomó en serio su propuesta: fabricar motos eléctricas de altas prestaciones, como la Energica Ego y la Energica Eva Ribelle, mucho antes de que el mercado estuviera listo para ellas. Durante un tiempo, parecía que la marca iba a lograr lo que tantas otras no pudieron.
Pero a finales de 2024, el cuento de hadas chocó con la realidad. Incapaz de escalar su producción y tras perder el apoyo de inversores clave, Energica entró en concurso de acreedores. A pesar de sus desarrollos y su experiencia en la competición MotoE, la marca se convirtió en un nombre más en la larga lista de compañías de movilidad eléctrica que prometieron el futuro… y se quedaron en el camino. Para muchos, la historia terminó ahí.
Un giro inesperado

Sin embargo, hay noticias de un nuevo capítulo. Un grupo de inversores con sede en Singapur ha presentado una oferta formal, con un depósito sustancial incluido, para adquirir la empresa. De concretarse, el equipo original de Energica seguiría al frente de las operaciones, dándole a la compañía una especie de segunda oportunidad.
En el papel, parece una bocanada de aire fresco. Aunque, en un sector repleto de fracasos, con start-ups con deudas y proyectos financiados por crowdfunding que nunca despegaron, es comprensible mantener cierto escepticismo.

Aun así, hay motivos para prestar atención. Energica nunca apuntó al mercado de gran volumen ni a los scooters económicos: fue en la dirección opuesta, apostando por las altas prestaciones, la exclusividad y la emoción de pilotar. Sus motos no solo son silenciosas, también son rápidas, con carácter y probadas en circuito, capaces de replantear lo que una moto eléctrica puede transmitir.
Una segunda oportunidad pero con cautela
Este posible regreso parece al menos plausible, aunque no garantizado. Si la financiación se concreta y el proceso judicial concluye favorablemente, Energica podría pasar de la liquidación a la innovación una vez más. Pero hasta que las motos vuelvan a salir de la línea de montaje, y los clientes puedan confiar en piezas, soporte y nuevos modelos, conviene seguir el desarrollo con cautela.
Porque al final del día, la pasión y la ingeniería son solo una parte de la ecuación. La resiliencia empresarial es igual de importante. Y aunque el nombre Energica aún pesa entre los entusiastas, hará falta algo más que reputación para escapar del complicado escenario que ya le tocó vivir.