Stellantis ha puesto sobre la mesa el plan de inversión más ambicioso de su historia reciente en Estados Unidos: 13.000 millones de dólares (casi 12.000 millones de euros) a ejecutar en los próximos cuatro años. El objetivo es rotundo: reconstruir su posición en el mayor mercado de occidente, reforzar la huella industrial y acelerar lanzamientos tras varios ejercicios de pérdida de cuota por el envejecimiento de la gama.
El grupo que integra 14 marcas, entre ellas Chrysler, Dodge, Jeep y Ram en EE. UU., prevé elevar la producción un 50% hasta 2029, apoyándose en el lanzamiento de cinco nuevos vehículos y en 19 acciones de producto adicionales, muchas de ellas actualizaciones de modelos. El plan llevará aparejada la creación de más de 5.000 empleos directos en plantas de Illinois, Ohio, Michigan e Indiana.

Inversiones millionarias de Stellantis en Estados Unidos
“Esta inversión en EE. UU., la mayor en la historia de la compañía, impulsará nuestro crecimiento, reforzará nuestra huella de fabricación y traerá más puestos de trabajo a los estados que llamamos hogar”, sostuvo Antonio Filosa, CEO de Stellantis y director de Operaciones en Norteamérica. “Acelerar nuestro cambio de rumbo en EE. UU. ha sido una prioridad desde mi primer día. El éxito en América nos hace más fuertes en todas partes”.
En Illinois, Stellantis reactivará Belvidere para ampliar la producción de Jeep Cherokee y Jeep Compass en 2027. La inversión prevista asciende a 600 millones de dólares (unos 515,5 millones de euros) y se traducirá en unos 3.300 empleos. Es un movimiento clave para reequilibrar la capacidad SUV de la marca Jeep en un segmento donde la competencia aprieta.
En Ohio, la compañía destinará cerca de 400 millones de dólares (unos 343,6 millones de euros) para Toledo Assembly Complex, donde se ensamblará un camión de tamaño medio que se unirá a los Jeep Wrangler y Jeep Gladiator que ya se producen allí. El cambio de producción podría añadir más de 900 empleos, con lanzamientos a partir de 2028, apuntalando la presencia de Stellantis en el jugoso mercado de las pickups medianas.
El capítulo Michigan contempla estudiar la fabricación de un SUV de gran tamaño con motor de combustión y autonomía extendida totalmente nuevo en Warren Truck Assembly Plant desde 2028. Para ello, la empresa reservará cerca de 100 millones de dólares (unos 85,9 millones de euros) para el reequipamiento de la factoría. El programa sumará más de 900 empleos a una planta que hoy ensambla Jeep Wagoneer y Grand Wagoneer.

Además, Detroit Assembly Complex–Jefferson recibirá 130 millones de dólares (unos 111,7 millones de euros) para preparar la nueva generación de Dodge Durango, cuya producción podría arrancar en 2029. Con ello, Stellantis asegura continuidad a un nombre propio del mercado estadounidense, al tiempo que actualiza plataforma y tecnologías para cumplir con los objetivos de emisiones.
La pata motriz del plan se refuerza en Kokomo (Indiana), donde desde 2026 arrancará la producción del nuevo motor de 4 cilindros GMET4 EVO, tras una inyección de 100 millones de dólares (unos 85,9 millones de euros). Este bloque es clave para arquitecturas de alta eficiencia y hibridación, un encaje natural en la agenda de Híbridos y Eléctricos por su potencial en cadenas PHEV y HEV, y en estrategias de autonomía extendida.

En conjunto, el despliegue convierte a Stellantis en el último gran fabricante que anuncia inversiones masivas en suelo estadounidense para amortiguar el impacto de aranceles y relocalizar capacidades. El movimiento llega tras los 4.000 millones de dólares (unos 3.436 millones de euros) de General Motors (junio) para impulsar su producción de gasolina en EE. UU. y reducir exposición en México, y después de los 26.000 millones de dólares (unos 22.334 millones de euros) de Hyundai (agosto), su mayor apuesta histórica en el país.