No hace ni una semana que Ferrari desveló el apartado mecánico del que será el primer coche eléctrico de su historia, conocido en código interno como Elettrica. Aunque todavía no se sabe qué tipo de automóvil será, si se ha dado a conocer que su sistema de propulsión conformado por cuatro motores superará los 1.000 CV de potencia. Pero, ¿por qué parar ahí? ¿Por qué no ir a por los 2.000 CV?
Gianmaria Fulgenzi, jefe de desarrollo de producto de Ferrari, ha hablado con AutoExpress respecto a por qué, aunque podrían, no vamos a ver nunca un Ferrari eléctrico con 2.000 CV de potencia.

Es sencillo, pero no ven motivos para ir a por ello
“Se pueden ver en el mercado algunos coches eléctricos que ya tienen 2.000 CV. Es muy fácil y sencillo generar esa potencia con un motor eléctrico. No es difícil. Así que se pueden ver en el mercado muchas empresas que nunca habían fabricado coches y ahora son capaces de producir uno de 1.000 CV. ¿Pero cuál es el chiste? ¿Qué sientes al conducir este tipo de coche? Son como elefantes porque necesitan motores y baterías muy grandes”, explica.
Es un hecho. La ingeniería de un motor de combustión es mucho mayor que la de uno eléctrico. Cuando hace no mucho un fabricante necesitaba mucho tiempo de desarrollo para presentar un bloque térmico de alto rendimiento, actualmente cualquiera ofrece en su gama eléctrica rendimientos mayores de lo habitual. Es algo que se puede ver también en el terreno de los deportivos y, sobre todo, en actores muy nuevos en el sector, como es el caso de Xiaomi. El problema es que, para alcanzar esos límites, se necesitan componentes muy pesados que sacrifican otras áreas.
“Queríamos crear un coche que tuviera buen rendimiento, pero que también funcionara a diario. No queremos que el cliente guarde este coche en el garaje y sea el único propietario. Hay que conducirlo a diario y, cuando lo conduzca, necesitamos que sonría, que disfrute conduciéndolo”, explica, enumerando una serie de cualidades para las que un rendimiento de más de 1.000 CV ya es suficiente, motivo por el que no es necesario perseguir la barrera de los 2.000.

“[El Elettrica] tiene exactamente la potencia, la característica del motor, el tiempo de liberación de potencia, la dimensión del freno, el peso, la distribución del peso, que el coche merece por su número de asientos y puertas para ser cómodo con un gran espacio a bordo, pero al mismo tiempo emocionante y emotivo, como cualquier otro Ferrari”, concluye.
No se trata de ver hasta donde puede llegar la técnica del vehículo, ya que, si fabricantes con poca experiencia pueden llegar a límites tan altos, también lo puede hacer una compañía experta en vehículos de alto rendimiento como es Ferrari. La clave está en encontrar el equilibrio para que el coche transmita lo que tenga que transmitir.
El formato GT era casi obligatorio
En la presentación de la plataforma, Fulgenzi ya dio a entender que el peso es un componente clave en el primer cero emisiones de la marca y que, por las características técnicas de este tipo de sistema de propulsión, lo único viable era llevarlo a un modelo de formato GT con cuatro plazas: “Creíamos que un vehículo eléctrico sería el complemento ideal para las especificaciones que teníamos en mente en cuanto a características de conducción, espacio a bordo y visibilidad, y que podría resultar atractivo para clientes que normalmente no considerarían comprar un Ferrari”.
Además, señalaba que “la tecnología eléctrica no sería en absoluto competitiva para un concepto de dos plazas, incluso [con] una potencia increíble en términos de caballos de fuerza”.