Jaguar Land Rover (JLR), propiedad del grupo indio Tata Motors, ha solicitado financiación de emergencia por valor de 2.000 millones de libras (unos 2.294 millones de euros) para garantizar su liquidez tras el ciberataque que ha paralizado la producción de varias de sus plantas y ha provocado un importante desajuste en su cadena de suministro.
Según publica The Economic Times, entidades como Standard Chartered Bank, Citigroup y Mitsubishi UFJ ya han acordado conceder esta línea de crédito urgente, que posteriormente será sindicado a un grupo más amplio de bancos. El préstamo, con una duración inicial de 18 meses y acuerdos de respaldo comprometidos, pretende enviar al mercado una señal de estabilidad financiera y demostrar que JLR cuenta con recursos suficientes para sobrellevar la caída temporal de ingresos provocada por la crisis.
Un golpe sin precedentes para el mayor fabricante británico

El ciberataque, que se produjo a principios de mes, obligó a detener la producción en plantas de Reino Unido, Eslovaquia, Brasil e India. La interrupción ha tenido un efecto dominó en toda la cadena de suministro automovilístico británica: numerosos proveedores se han quedado a la espera de recibir pagos pendientes mientras JLR gestiona la liquidación de facturas atrasadas. La compañía comunicó la semana pasada que algunos sistemas críticos habían sido restablecidos, lo que le permite reactivar el procesamiento de pagos a proveedores, acelerar el envío de piezas a concesionarios y agilizar las ventas y matriculaciones.
Aunque el objetivo declarado de la empresa es reanudar parte de su actividad industrial el 1 de octubre, JLR advierte de que tardará tiempo en recuperar la normalidad. “Estamos trabajando intensamente para restablecer nuestros sistemas y reanudar progresivamente la producción”, señaló un portavoz.
Financiación extra y respaldo público

Esta línea de crédito urgente es independiente de otro préstamo de 1.500 millones de euros concedido previamente por un banco comercial y garantizado por UK Export Finance, que JLR se ha comprometido a devolver en un plazo de cinco años. Con ambos instrumentos, la automovilística pretende reforzar su tesorería para afrontar pagos inmediatos, mantener a flote la cadena de suministro y retomar la producción sin poner en riesgo su solvencia.
Los analistas interpretan este movimiento como una estrategia para ganar tiempo y recuperar la confianza de clientes y proveedores tras uno de los episodios más delicados en la historia reciente del fabricante. “JLR necesita estabilizar su flujo de caja y demostrar que sigue siendo un socio fiable en el ecosistema automovilístico europeo y mundial”, apunta un experto consultado por Economic Times.
Un contexto de transformación
La crisis estalla en un momento clave para Jaguar Land Rover, inmersa en un proceso de electrificación de su gama y en plena competencia global con fabricantes chinos y europeos. El acceso a liquidez resulta fundamental para no frenar inversiones estratégicas en nuevos modelos y tecnologías bajas en emisiones. La compañía confía en que, con la inyección de fondos y la recuperación progresiva de sus sistemas, podrá retomar su hoja de ruta hacia la electrificación y recuperar el pulso de la producción en las próximas semanas.