Los fabricantes europeos llevan meses advirtiendo sobre la necesidad de medidas más proteccionistas contra las marcas chinas que comienzan a llegar al Viejo Continente. No obstante, no es esto lo único que reclaman a la Unión Europea, ya que en un nuevo comunicado oficial, desde ACEA (Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles) instan a que se refuerce la industria local y la cadena de suministros para los vehículos eléctricos.
Según la ACEA, “mientras otras regiones del mundo avanzan con ambiciosas estrategias industriales, la competitividad de la fabricación europea de vehículos eléctricos corre un grave riesgo de verse erosionada”.
Más industria local y menos importación
Para llegar a estas conclusiones, se han basado en un informe de la École Polytechnique, donde se hace referencia a que la UE encara uno de sus mayores desafíos históricos, ya que la cadena de suministros para la industria de los vehículos eléctricos es cada vez más deficitaria. En su publicación señalan que la política estratégica de China, que abarca todos los apartados (minería, refinación, fabricación, redes de carga, energía barata, incentivos de compra y reciclaje en todo el ciclo vital de un vehículo eléctrico), ha reforzado significativamente su ventaja sobre el resto del mundo. De forma contraria, Europa ha estado más enfocada en una regulación industrial poco competitiva.
Sin embargo, no sólo se apunta a China como el gran debilitador de la industria europea, también a Estados Unidos. Concretamente, a su conocida Ley de Reducción de la Inflación (IRA), que está impulsando a muchos fabricantes a trasladar parte de su industria a Norteamérica, dejando así a Europa cada vez más ausente de plantas de ensamblaje o de industria específica de componentes, en general.
“A diferencia de China y Estados Unidos, la Unión Europea carece de una estrategia industrial sólida para apuntalar la fabricación de vehículos eléctricos. Una industria europea vibrante es vital para lograr los objetivos climáticos. Europa quiere marcar el ritmo global para la descarbonización, pero debe hacer más para impulsar industrias críticas que sean parte de la solución de manera sincronizada y coherente”, afirma Sigrid de Vries, directora general de ACEA.
Bien es cierto que en el informe publicado por École Polytechnique se destacan los avances y progresos europeos sobre la producción de celdas de batería en el territorio. No obstante, también hace hincapié en que es insuficiente y deficitaria, ya que no es capaz de seguir la demanda del mercado, lo que conlleva seguir dependiendo de la industria china para el completo abastecimiento.
“Nos sentimos alentados por las señales recientes de la UE que reconocen los inmensos desafíos y amenazas a la competitividad que enfrenta nuestro sector. La reciente propuesta de ampliar las normas de origen de la UE para los vehículos eléctricos es indicativa de esto, pero con demasiada frecuencia la UE antepone el carro al caballo en detrimento de sus industrias críticas”, puntualizó De Vries.
“El marco regulatorio de la UE carece de un enfoque holístico para la electrificación de vehículos. Un mosaico de regulaciones -a un ritmo de ocho o nueve por año- desvía fondos vitales y socava la competitividad. Para abordar el cambio climático y dar impulso a la floreciente industria europea de vehículos eléctricos, la UE debe desarrollar un marco regulatorio y financiero personalizado para crear un entorno empresarial propicio”, concluyó la responsable de ACEA.
