Luca de Meo ha cambiado la historia reciente de Renault. Quien no lo recuerde, antes de su llegada al grupo la marca del rombo atravesaba un momento complicado, después de la detención de Carlos Ghosn, el fabricante registró 8.000 millones de pérdidas y contaba con una gama de modelos envejecida y poco atractiva. Sin embargo, la llegada del directivo italiano fue un punto de inflexión claro en la estrategia de la compañía.
Ayer, domingo por la tarde, de forma inesperada la marca francesa lanzó un comunicado en el que anunciaba la renuncia de Luca de Meo como CEO de Renault, tras cinco años al frente, así como su salida de la industria del automóvil para adentrarse en el sector de lujo. Un movimiento que supone una importante pérdida para la automoción europea.

Renault estaba inmersa en un momento muy complicado
Antes de la llegada de De Meo a Renault en julio de 2020, es importante recordar el tenso momento que la marca francesa atravesaba. El escándalo Carlos Ghosn, detenido en 2018 acusado de mala gestión y malversación, sacudió los cimientos del grupo y generó tensiones en la alianza entre Renault, Nissan y Mitsubishi.
Todo esto llevó a Renault a registrar pérdidas netas en 2019, por primera vez en una década. Su estructura de costes era insostenible, con una gama de productos desactualizada, y modelos como el Clio o el Mégane perdían terreno en el mercado debido a su envejecimiento.

Y aunque la gama contaba con algún coche eléctrico puntero como el Renault Zoe, la realidad es que el fabricante francés no tenía una estrategia de electrificación clara. Por ello, su gama era limitada y poco innovadora. En resumen, no corrían buenos tiempos para la marca del rombo.
La llegada de Luca de Meo lo cambió todo
Tras su llegada en julio de 2020, el primer punto de inflexión de De Meo en Renault fue en enero de 2021, cuando presentó el plan Renaulution, que ha guiado a la marca durante estos cinco años. El objetivo prioritario era reducir costes, en concreto, 2.500 millones de euros hasta el año 2023 y hasta los 3.000 millones de euros en 2025.
Otra de las patas de este plan era reducir su producción, simplificar operaciones industriales, cerrar fábricas poco rentables, recortar la plantilla de forma controlada y reforzar la alianza con Mitsubishi y Nissan. Por otro lado, se reestructuró el grupo en cuatro unidades de negocio: Renault, Dacia, Alpine y Mobilize (negocio basado en movilidad, energía y datos).
Al igual que, desde el primer momento, De Meo quiso que los futuros eléctricos de Renault fuesen más competitivos y sostenibles. Por ello, puso en marcha un plan para lanzar diez vehículos hasta 2025 que incluía los nuevos Renault 4 y Renault 5. También apostó por nuevas plataformas específicas y lanzó Ampere, división centrada en el vehículo eléctrico y el software.
Todas esta serie de medidas llevó a Renault a lograr reducir costes y aumentar su margen operativo de forma progresiva hasta volver a tener beneficios en 2022, algo que no sucedía desde 2018. Parte de este éxito también se debe al reposicionamiento estratégico de las marcas del grupo, donde Dacia se convirtió en una marca más aspiracional, pero sin perder su ADN low-cost, mientras que Alpine mantuvo su lado pasional y prestacional, con una nueva gama eléctrica de modelos y presencia en competiciones como la Fórmula 1 o la Resistencia.

En definitiva, De Meo ha sido el artífice de que el grupo Renault esté en un momento muy dulce, después de haber atravesado momentos complicados. Redujo plataformas mecánicas, motorizaciones, modernizó a la marca con un nuevo lenguaje de diseño y recuperó la identidad visual, además de revivir modelos como el Renault 5, con muy buenas cifras de ventas y galardonado con múltiples premios nacionales e internacionales.
Ahora, el sector del automóvil pierde a uno de sus directivos más importantes, caracterizado por convertir en oro todo lo que toca, con experiencia en Toyota Europa, el grupo Fiat o el grupo Volkswagen. Y, para más inri, lanza un preocupante mensaje a la automoción europea, ya que después de mostrar su desacuerdo con muchas de las decisiones tomadas estos años por la Unión Europea, ahora el directivo italiano ha decidido dejar el motor y pasarse al sector de lujo.
"Llega un momento en la vida en que uno sabe que el trabajo está hecho. En Renault Group, ¡nos hemos enfrentado a enormes desafíos en menos de cinco años! Hemos logrado lo que muchos creían imposible. Hoy, los resultados hablan por sí solos: son los mejores de nuestra historia. Contamos con un equipo sólido y una organización ágil. También contamos con un plan estratégico listo para la próxima generación de productos. Por eso he decidido que es hora de ceder el testigo. Dejo una empresa transformada, preparada para el futuro, para aplicar mi experiencia a otros sectores y embarcarme en nuevas aventuras", explicaba De Meo en el comunicado publicado ayer por Renault.